El malestar al alcance de todos
Mercedes Cebrián
Caballo de Troya
Madrid, 2004
158 páginas
12,50 euros
Una estrategia inteligente de comunicar es confesar
de entrada cuáles son las intenciones del autor, pero sin decirlas; proponer el
pacto de sinceridad, imprescindible en la literatura que pretende ser creíble,
sin denunciarlo. Según Mercedes Cebrián, alguien acabó por reducir todo a
extrarradio. Y así, ella reúne veinticinco extrarradios que componen un tablero
sin centro ni objetivo, pero que nos acerca, a todos, lo que todos somos o
podemos ser: nuestros aspectos más mediocres, los que vistos desde fuera
delatan en qué consiste la estupidez humana, los que nos arriman al malestar
que acecha en la periferia que entre todos hemos construido. Para evitar que
esa mirada irónica se exprese con una suficiencia que nos resultaría síntoma de
vanidad, Mercedes Cebrián se protege tras la primera persona en sus relatos y,
sobre todo, tras los sutiles detalles de observadora de la realidad tangible y
los personajes perfectamente definidos en dos brochazos, detalles y seres que
configuran un estilo de vida que también es el suyo, pues únicamente la
experiencia directa puede habérselos prestado. Ahí proyecta sus finas dosis de
amabilidad, las que bastan para no deprimir al lector con los mordiscos de la
crueldad que viene de lo verídico. Implicándose de lleno en los relatos y
poesías, Cebrián consigue ese paradójico equilibrio de escribir sin compasión
pero sin desprecio, tan difícil a la hora de tratar sobre lo cotidiano, sobre
la realidad que no se puede compartir. Posiblemente estos sean los motivos que
han llevado a la autora a decidirse por los cuentos y poesías para su primera
obra, porque esta fórmula se adapta a las intenciones de su manera de mirar, a
un clima espiritual que de espiritual tiene poco, como queda reflejado en sus
poesías, en las que los referentes de la vida urbana incrustados en lo que se
supone debe ser un programa estético nos hacen preguntarnos hacia dónde se
dirige todo esto, esta ciudad que ha fracasado, tan afable y satíricamente
descrita sumando casillas de la periferia que versan sobre cómo hacer la vida
imposible a otro por estar demasiado lejos o demasiado cerca, o las vulgares
esperanzas del fracasado, o la realidad del presente frente al deseo de los
recuerdos, o los estúpidos detalles con que se rellena una casa para sustituir
a la familia, o sobre lo incómodo que resulta saberse prescindible o
cuestionarse la identidad.
Caballo de Troya entra en las librerías descargando
un libro que podría agrietar las defensas de la literatura clónica. Que siga.
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