De la solastalgia
Juan Bautista Durán (ed.)
Comba
Barcelona, 2021
120 páginas
Montar en bicicleta convierte la abstracción de la felicidad en un sentimiento muy concreto, o al menos lo convertía antes, cuando tras pedalear terminabas en una charca, en una pradera o junto al mar.
Ahora uno utiliza la bicicleta para evitar atascos o
evitar añadir átomos de contaminación a la atmósfera. La felicidad antes
terminaba en el mar, en la pradera o junto a la charca, si eras niño jugando a
cazar ranas y si eras adolescente suspirando por un beso. Pensar que todos los
caminos en bicicleta deberían terminar así equivale a pensar que montar en bicicleta
es viajar al pasado. El pasado no vuelve, nos dicen los espíritus viejos, viejos
y malhumorados. En buena medida es cierto, en la medida en que la ruta en bicicleta
ya no termina en un mar Mediterráneo que aparece tras el cañizal, porque el
urbanismo acabó con las cañas, con las dunas y con cualquier línea del
horizonte que no sea el Skyline de los edificios.
Entonces, si utilizáramos
la bicicleta para otra cosa que no sea rodar por carriles bici, ¿hacia dónde
iríamos? Esa pregunta, ese hacia dónde, es el eje entorno al que giran los ocho
relatos reunidos en este volumen, en el que se nos acerca el concepto de
solastalgia: angustia por las consecuencias del cambio climático o los
desastres medioambientales. La tentación es a crear, ante una situación así, un
relato distópico. Pero la distopía que eligen la mayoría de los autores
elegidos no es una proyección del futuro, sino una mirada hacia el presente. El
mundo pudo haber sido mejor como era antes, más pequeño, más rural, en el que
el contacto con la naturaleza era, se siente uno tentado a decir cayendo en el
tópico, más sincero. El mundo era menos conocido y tal vez ese desconocimiento implicara
una relación en la que no se podía construir tanto relato falso, tanto relato Fake.
De hecho, el contacto con la naturaleza que aparece en algunos de los relatos
nos remite a los seres más pequeños que en ella se reproducen: los virus. La distopía
son los tiempos modernos, el Covid-19, las neurosis e incluso las psicosis que
condicionan la vida de algunos de los protagonistas. En realidad, se trata de
viajes en los que se necesitan alforjas, pero la pregunta pertinente es ¿qué
debo cargar dentro de las alforjas? Se trata de una cuestión fácil de resolver
a la hora de emprender un viaje en grupo, pero complicada cuando uno parte
solo.
De ese cariz es la
esencia de la sostalgia, que nos lleva, como demuestran los relatos, al
concepto que ideó Edward O. Wilson cuando pretendía rebatir la consideración
del Antropoceno: no, no estamos ante una etapa en la que el hombre sea el
centro de todo, sino en una etapa en la que la soledad del hombre es motor y
gasolina, estamos en lo que él dio en llamar Eremoceno. ¿Cuál es el tema de la
soledad? Ante la soledad, sólo cabe la postura de intentar mantenerse digno,
digno frente al síndrome del miembro fantasma que sucede cuando recuerdas la
infancia, ante la ignorancia y el absurdo, ante situaciones de confinamiento y
sensaciones de ser hoja al viento, digno en la huida y digno al proyectarse en
animales truncados, y digno hasta en las guerras civiles. Al final, uno se
pregunta si es posible hacer literatura con otro tema que no sea la dignidad.