domingo, 2 de diciembre de 2018

LOS PAÍSES


Los países
Marie-Hélène Lafon
Traducción de Lluís María Todó
Minúscula
Barcelona, 2016
143 páginas

El mundo en transformación no es cómodo. Nos resuelve a estar atrapados en una zona entre el presente y el recuerdo. En buena medida, las mismas ideas y las mismas sensaciones que nos construyeron nos vuelven una y otra vez, en pugna con las novedades por abrirse camino entre los sentimientos. Y así somos una materia en conflicto, lamentando el tiempo pasado y alegrándonos por haberlo vivido. Al mismo tiempo, no nos falta la inteligencia suficiente como para volvernos a enamorar. Esto ha llevado a múltiples escritores a producir relatos, ensayos o poesías, en el que el eje es una idea mutable del amor. Los países es una novela en la que regresamos a la música que añadimos al oficio de vivir.
Escrita con frases largas, en las que se combina el pasado rural y el presente urbano, en las que no se toma partido, pero se confiesa sensaciones, resulta una experiencia de círculos concéntricos. Otro autor hubiera optado por un monólogo interior y algo de esa intención asoma. Pero para evitar el enfrascamiento y la actividad mental sin salida, se nos habla desde fuera de la protagonista. Hay remolinos, pero asistimos a ellos como espectadores. Se nos devuelven los sentimientos de forma directa, expresiva, en definitiva, lírica. La obra busca un preciosismo arriesgado, trabajando el lenguaje para certificar que necesitaríamos muchas palabras nuevas que nos permitieran describir el planeta sentimental. Mientras tanto, se advierte sobre el peligro de adocenarse, sobre el barril de pólvora que es pretender vivir en el pasado sin moverse. Y se anima, a través de la protagonista, a no nadar contra corriente. El estilo de Marie-Hélène Lafon tiende a la glosa y al preciosismo, se repite como se repite Sebald, por ejemplo. Y se vale de él para animar al lector a protagonizar su propia vida.

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