El mejor buque del mundo
Hasta la lectura de este Yo, el Fram, no nos hemos dado cuenta de en qué consiste el proyecto literario de Javier Cacho. Ha tenido que ser un giro en su voz narrativa, que de la segura del biógrafo pasa a la personal de un barco con alma, para que podamos percibir que todas las aventuras que nos ha narrado, las expediciones árticas y antárticas, en realidad versan sobre el mito de Prometeo. La paradoja está servida: nada hay más alejado del fuego que las superficies eternamente heladas. Pero ese territorio es, en sus obras y aquí expresado desde un punto de vista que permite mirar a los hombres sin participar de sus costumbres y las fuentes de la educación, un lugar al que los aventureros se arrojan para robar el fuego de los dioses. Ese fuego es la pasión; pasión por sentir la vida hasta en las raíces de los dientes.
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