Jenisjoplin
Uxue Alberdi
Consonni
Bilbao, 2020
252 páginas
Con una sencilla
estructura itinerante, entre unos escenarios urbanos que no son los que invierten
la acción, pero sí los que condicionan, y con una redacción en la que se impone
la versión correcta antes que cualquier alarde gratuito de prosa, asistimos a
una construcción de la identidad minuto a minuto. Porque las circunstancias, el
entorno, no ofrecen ocasión de descanso y necesitamos afirmarnos sobre unos
cimientos que nos cuesta tanto mantener, unos cimientos que deberían ser
morales. A la hora de la verdad somos construcción social y la sociedad en la que
vivimos no ofrece registros de consuelo. Los sofás donde descansa la convivencia
están colocados junto a los verdaderos amigos, que se reducen a media docena si
uno ha tenido suerte o se ha forjado buena suerte. Uno tiene la impresión de
que esta joven Jenisjoplin está poseída por un malestar social que no sabe
identificar y cuya cura es descubrir que no hemos dejado de ser naturaleza. Se
mueve en un mundo artificial, falso, en una farsa, y lucha, constantemente, por
mantener la cordura. El sida será el detonante, una bomba que tiene algo de
anacrónico. Pero es que los anacronismos balsámicos son la fuente de la que
beben los personajes, unos seres, sobre todo la protagonista, que sienten nostalgia
por un mundo que no conocieron: ella se define como alguien con espíritu de los
ochenta, como alguien que debería haber sido joven en esa década, un tiempo que
en nuestro país intentaba recuperar los años sesenta del mundo occidental. Se nos
remite así a un tiempo doblemente fuera del presente, como demuestra ese afán
por liberarnos sexualmente, una culpa que sigue agarrada a nuestra nuca como si
de verdad floreciera al nacer el pecado original.
Jenisjoplin busca
pasiones extremas porque las medidas distancias la dejan indiferente. Tiene una
edad complicada, una edad en la que a uno le presiona demasiado esa necesidad
de hacerse mayor, de tomar las riendas de la propia vida, de dar por finalizada
la adolescencia, que todavía nos acaricia con el rabo de Satanás, para
bautizarse en el mundo adulto. Es posible que esa sea la clave de esta novela,
que podría estar sucediendo en el piso de arriba.
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