Diario de un joven
naturalista
Dara McAnulty
Traducción de Inmaculada
Pérez Parra
Volcano
Madrid, 2020
285 páginas
McAnulty es consciente de
las limitaciones que posee por ser adolescente, entre otras la supeditación
familiar. Su familia no parece ser de las que se adapten, de las que echen raíces,
pero él sabe que vaya donde vaya, habrá un insecto, una hoja de árbol, una nube.
La raíz también puede ser nómada, porque de lo que no cabe duda, durante la lectura,
es de que nos está demostrando que no es física. Hay un constante movimiento en
los diarios, en su vida, y ese movimiento no nos descentra, no nos hace perder
el suelo ni quedarnos a la intemperie. McAnulty se aferra a los momentos sin
ánimo de crear nostalgia, sino para construir un futuro, una idea de que merece
la pena vivir incluso para alguien como él, tan fuera del mundo de Twitter y
del planeta de las hormonas: “Nadie me oye, no pueden humillarme o patearme la
cara. Aquí abajo estoy a salvo, con los botones de oro y las ulmarias”. Sí padece
un acoso a la identidad, pero no expresa nada de amargura, nada de odio: consciente
de la dificultad de construirse, se siente silvestre, y eso que en otros casos
es consuelo, en el suyo es carácter. Lejos de la obsesión, que sería la palabra
con la que muchos descalificarían su forma de asentarse en el planeta, elige
todo lo contrario al peligro, elige la liberación, pues si hubiera algo
contrario al aire libre sería el aire cautivo. Y lo opuesto al tiempo libre es esta
construcción social que nos hace esclavos del tiempo:
“Las cosas que aprendemos son tan cautivadoras como un grifo que gotea, mientras que en el mundo exterior es mucho más fácil compendiar, comprender. Te puedes concentrar en una sola cosa: en una flor, en un pájaro, en un sonido, en un insecto. El colegio es lo contrario, nunca puedo pensar con claridad. Mi cerebro se ahoga con los colores y el ruido, con el recuerdo de que tengo que ser organizado. Tachar cosas de las listas mentales. Intentar contener la ansiedad nerviosa”.
No gastar la energía
peleándonos con la ansiedad, es una de las lecciones que este muchacho nos
regala. Eso es amor.
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