Notas sobre la literatura y el sonido de las cosas
Marcelo Cohen
Malpaso
Reconocido como un brillante autor de género fantástico y como un reescritor, porque sus traducciones son tan excelentes que reescriben el texto original en lugar de reproducirlo, Marcelo Cohen demuestra ser un gran cronista y un excelente pensador en los pequeños ensayos. La literatura y el sonido de las cosas, incluido el sonido de los cuerpos humanos, debería ser el material con el que se escribe. Casi nos atreveríamos a decir que el sonido de las cosas es la definición de literatura. Reflexivo, irónico, experimental y sabio, este libro reproduce su deseo de compartir con el lector ciertos descubrimientos, sean sobre Oliver Sacks o sobre Maradona. Sus interpretaciones son una ayuda para mejorar nuestra visión periférica del mundo. Algo que para la mayoría es necesario si pretende saber en qué consiste la vida.
El simpatizante
Viet Thanh Nguyen
Seix Barral
Ahora, por fin sucedió lo que debía haber sucedido hace mucho tiempo, pero más vale tarde que nunca: la Gran Novela Americana sobre Vietnam escrita por un vietnamita de nacimiento. El simpatizante recorre una vida entre dos mundos y analiza el legado de la Guerra de Vietnam en la literatura y el cine, así como las guerras que emprendemos en el presente. Un debut deslumbrante, minucioso y trascendental. También ofrece una perspectiva nueva de la guerra: la de un simpatizante comunista atrapado en su propio conflicto interior. Se nos ofrece no una furiosa diatriba antibélica, tan habitual en las interpretaciones de este conflicto. Ni siquiera una versión a la contra. El simpatizante es algo mucho menos obvio y tanto más inesperado: un entretenimiento de primer orden y uno de los mejores «thrillers» «exóticos» de los últimos tiempos, cuando se trata de diseccionar el cuerpo y el alma de hombres poliédricos.
El banquete celestial
Donald Ray Pollock
Literatura Random House
Hace poco reseñábamos Knockemstiff, un ajuste de cuentas con la maldad y las miserias del lugar natal, un libro indigesto y por tanto atractivo. Hoy hablamos de una novela de gran tamaño, una obra en la que se reconocen las innumerables influencias, sí, pero que tiene voz y mundo propios. Pollock es más cínico que sus predecesores, pero ese cinismo es un traje que le siente muy bien. Porque de lo que se trata es de dejar claro cuál es el mensaje: el mundo, representado por un territorio cuya frontera es tan difusa como para apenas permitir que nadie penetre en él, es una sátira. Una tragicomedia de la que el lector no puede escapar, porque leer a Pollock puede alterarnos los intestinos, pero produce tanta adición como la más temible de las drogas.
Imagina que no estoy
Adam Haslett
Alianza de novelas
Acaba de aterrizar y ya nos ha despertado la intriga. Se anuncia como la mejor novela estadounidense sobre una familia de clase media desde Las correcciones, de Jonathan Frazen. Es decir, el paisaje es muy reconocible. Pero esa es la intención de Haslett, facilitarnos el paisaje, apenas tener que emplear la imaginación en él, como apenas la empleamos cuando vemos una película que sucede en Nueva York, para atender a los instintos humanos. Haslett escribe con una facilidad que da envidia, como la da la sencillez de la estructura. Pero lo que le interesa es lo que sucede dentro de la mente de cada uno de los personajes. Caracterizados con pocos adjetivos, pero con suficiente sensibilidad y materia gris como para ponernos en el compromiso de trasladar nuestra empatía constantemente. De ahí que esté escrita en no sé cuántas voces, tantas como gente nos importará.
No hay comentarios:
Publicar un comentario