Montañas tras las montañas. Un hombre dispuesto a curar el mundo
Tracy Kidder
Traducción de Silvia Moreno Parrado
Capitán Swing
Madrid, 2017
376 páginas
Esta es la radiografía, la ecografía, la resonancia de un hombre bueno, el doctor Farmer, entregado a salvar vidas en el Tercer Mundo. Como tanta otra gente, sabe que está tratando de vaciar el océano con un cubo. Como tanta otra gente, al salvar una vida salva al mundo. Al mundo no: al universo. Esta es una historia que corre el riesgo de caer en el buenismo, o algo parecido. Pero es la historia de una persona que no conoce casi nadie, lo cual evita la pornografía sentimental: “Trabajaba cuatro meses al año, durante los que se alojaba en la casa parroquial de una iglesia, en un barrio pobre. El resto del año trabajaba gratis en Haití, sobre todo atendiendo a campesinos que habían perdido sus tierras con la construcción de una presa hidroeléctrica”. Así se resume la parte emotiva que afectaría al lector. Porque no se trata de sacarnos lágrimas. Tracy Kidder (Nueva York, 1945) lo sabe, porque conoce su oficio, y porque durante tres años convivió con alguien que tenía un proyecto de vida en el que no se puede hablar de altruismo ni nada semejante. El propio doctor confiesa que lo de los sentimientos es algo que no atañe a su trabajo: “Tengo sentimientos encontrados al respecto de estar vendiendo mis servicios en un mundo en el que hay gente que no puede pagarlos. Puedes tener sentimientos encontrados frente a eso porque es que debes tenerlos”. Así pues, Kidder da fe de lo que hace este especialista en enfermedades infecciosas, para quien su trabajo es muy sencillo: anatomía y pus. Todo se reduce a eso: anatomía y pus.
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