lunes, 7 de abril de 2025

EL PESO

 

El peso

Jesús Martínez

Comba

Barcelona, 2025

322 páginas

 



El asunto es saber conservar un mínimo de autoestima dentro de las marejadas a que está sometido el rebaño humano. Aunque a veces son los miembros del propio rebaño los que azotan estas marejadas, provocando tormentas. Conservar la autoestima contra viento y marea, frente a los demás, y conseguir así un mínimo de respeto, es el gran tema de vivir y posiblemente el gran tema de la literatura. Por lo general, a este asunto se le conoce como dignidad. Puede ser un sustantivo sin sinónimos, pero sus opuestos son múltiples: deshonor, humillación, desvergüenza, vileza, maldad, ruindad, ignominia y, claro está, indignidad. Indigno es aquel que arranca la vida a otro ser humano. Puede que esté trastornado y ese trastorno justifique la furia lo bastante como para que nos resulte comprensible el arrebato que le llevó al crimen, pero si a un compañero le quitamos la vida, le quitamos también el tema central de vivir que es, repetimos, la dignidad.

Esto le sucede a quien ocupa el centro de interés de esta crónica, El peso, que es una de las mejores que hemos leído en los últimos tiempos. Un inmigrante rumano, un sintecho, es asesinado por otro que carga con el diagnóstico de esquizofrenia. El crimen es brutal, un gesto de violencia salvaje. Y así el autor, Jesús Martínez (Barcelona, 1975) se pone a investigar y se encuentra con todos los que formaban la periferia vital del asesinado, a quien llama el enano Florín. El uso de la palabra enano queda aclarado en los subtítulos del libro: Historia de un poema. De enanos contra gigantes. El autor del poema, por su parte, será otro enano, otro sintecho, a quien llama Marcos, de quien sí iremos conociendo buena parte de su biografía, algo que no puede reproducir del fallecido, pero nos podría orientar acerca de la suerte de quien terminó su vida trágicamente en las calles de Barcelona. Marcos, por su parte, es un tipo activo y sensible, autor de unas poesías que se nos van entregando junto al texto, poemas de realismo social duro y desnudo, en los que la letra k se significa dándonos a entender la esclerosis que supone la vida en la calle.

Jesús Martínez elige una estrategia que nos predispone a pensar que nos encontramos frente a una anticrónica: capítulos muy breves en los que el autor-recopilador desaparece, renunciando a dar forma de narración convencional al relato, renunciando a un texto redondo. La mayor parte de la obra está compuesta por reproducciones muy literales de las voces de los coprotagonistas, especialmente del enano Marcos, dando al texto una velocidad singular, pero atractiva, siendo un tipo de atracción que pertenece al polo negativo de los sucesos. El espíritu que transmite es fundamentalmente inquieto, y en buena medida bueno, dado que las personas con las que se encuentra reconocen, a su vez, la bondad en el enano Florín. Lo cierto es que si uno tiene noticia de lo que sucedió, siendo consciente de la suerte de vida que llevan estas personas, no puede por menos que sentir removerse dentro la incapacidad de consentir la injusticia y esa rebelión, como no puede ser de otra manera, es una expresión de la dignidad. Estamos frente a un libro digno, frente a un tratado sobre la dignidad innata a lo que queda dentro de la piel, sin necesidad de colgarla sobre lo que nos rodea. Y decir de una obra que es digna, a estas alturas, la define como algo más vivo que decir que una obra es buena. Por favor, no dejen de leer El peso.

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