domingo, 29 de octubre de 2017

UN PUÑADO DE VIDA

Un puñado de vida
Marlen Haushofer
Traducción de María Esperanza Romero y Richard Gross
Siruela
Madrid, 2005
153 páginas
16,90 euros

Tratado de psicología evolutiva

Un buen día, unos seres que mantienen entre sí una enigmática relación, una madrastra y su joven hijastro, huérfano, de la que sabemos que las tensiones del flujo emocional ni son enfermizas ni son las que deberían ser, deciden poner en venta la casa de campo donde se cobijaron los últimos años, desde la desaparición de la madre real del muchacho, dada por muerta, hasta la desaparición del cabeza de familia, que muere de tanta realidad. De repente, aparece una mujer madura, refugiada tras unas gafas de cristales opacos verdes, que acepta el precio de compra tras visitar el lugar, donde se ve en la tesitura de pasar una noche antes de regresar al lugar del que vino. Esa noche, la mujer abre un cofre y, como si se tratara de una caja de Pandora, del cofre comienzan a surgir unos recuerdos que contienen suficientes dosis del mal, del mal de la añoranza, del mal del arrepentimiento, del mal de la culpa, del mal de la sensación de haber malgastado muchos años de vida. Toda una melaza que se irá despertando a medida que ella revisa las fotografías de su pasado, pues ella es la mujer desaparecida, la madre biológica del muchacho, la mejor amiga de la madrastra. Y también una desconocida, porque, a fin de cuentas, todas las transacciones que hacemos en este planeta, incluidas las de las cosas que han sido queridas, las hacemos con desconocidos.
Estructurado como si se tratara de un tratado de psicología evolutiva, Marlen Haushofer narra la vida de esta señora a la que se le despiertan los recuerdos con incomodidad y confort, pues los afronta de manera voluntaria. Y así, encara su pasado dudando en ocasiones hasta el empacho emocional, sin resolver los nudos e intrigas que se agolpan en algún lugar entre su pecho y su encéfalo. El orden riguroso, comienza por la primera memoria, la de los mejores tiempos, en que se refleja la pureza de la vida en el campo, en el que, tal vez, sea el capítulo fracasado de la obra. El narrador, demasiado neutral, directo, sin concesiones a ningún proyecto estético para evitar rozar el filo de lo pedante, nos hace echar de menos otras obras sobre la infancia como nuestro verdadero refugio (recuerdo, en estos momentos, la maravillosa Helena o el mar del verano, de Julián Ayesta, por ejemplo). A medida que avanzamos en la lectura, se nos hace comprensible este recurso, pues asistimos al entrenamiento de un ser que pretende transformarse, emocionalmente, en una roca, pese a que se trata de un espíritu libre un poco tópico: “Betty recordaba que una vez había cedido su merienda a una niña delgaducha y glotona durante una semana, a condición de que al atardecer se colocara de cara al sol poniente para que éste tiñera su cabello castaño del tono rojizo de las hojas de haya en otoño”. Este pasaje tiene lugar durante su educación infantil en un internado religioso, una etapa que castró sus inquietudes y su curiosidad, mediatizada por una educación judeocristiana en la que se prioriza el aprendizaje del miedo, la interiorización del mal a través de normas estrictas y los reproches a que obliga el pudor. Al mismo tiempo, ella se inicia en el mundo de la amistad, que, llegando a la preadolescencia, confunde por culpa de la indefinición sexual, por los desvelos del amor y el contacto, los mismos que la llevan a valorar el compañerismo como lo más importante del mundo. En la etapa siguiente, se verá abocada al aprendizaje de la soledad, sobreviviendo a la realidad de los otros, para construir su personalidad en unas circunstancias donde todo se tambalea, de ahí que aprenda a amar al tiempo que a mentir. Luego vendrá el banderazo de entrada en el mundo adulto, simbolizado por la nostalgia que estimular la nieve, y la moderación de las emociones, lo cual provocará que el adulterio no genere un agujero negro por el que se le escapen las razones de la vida. Y así, el lector descubre que al final ha leído un texto sobre la cadencia del paso del tiempo, sobre los días, los meses, los años…


Fuente: Tribuna/Culturas

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