La
mujer temblorosa
Siri
Hustvedt
Traducción
de Cecilia Ceriani
Seix
Barral
Barcelona,
2020
238
páginas
“Todos hacemos extrapolaciones de nuestra existencia para poder entender el mundo. En el arte esto se considera una ventaja, pero en la ciencia se considera una contaminación”.
La
cita preside la estrategia narrativa que Hustvedt mantiene a lo largo de todo
el libro. El arte, la narración, que es su territorio, presenta lo particular
para intentar hablar de algo universal. La ciencia habla de lo universal
pretendiendo afectar al individuo. El libro contiene enseñanzas de varias
ciencias: neurología, psicoanálisis, psiquiatría y filosofía. Aunque sólo una
de ellas se considerará puramente científica, las otras ramas del saber cobran,
en el pulso de la autora, la certeza de un debate científico, estableciendo
puentes directos, casi evidentes, entre la ciencia y el humanismo, entre la
biología y la humanidad.
Será
algo que, a falta de otra palabra y en busca de definiciones, llamaremos
histeria lo que da pie a que Hustvedt investigue sobre sus nervios: hablando en
público comienza a temblar de una forma descontrolada, su cuerpo no responde,
su cuerpo se vuelve loco y comienza a sentir miedo. El exorcismo vendrá a
través de lo que ella ama: la literatura. Pero Hustvedt no nos aturde con su
situación o su agonía particular; Hustvedt indaga en la historia e indaga en
los ensayos que se han escrito sobre el tema, y nos presenta los resultados en
un texto que parece escrito con continuidad, sin fisuras, sin digresiones, sin
capítulos. Hay mucha erudición y hay mucha introspección. El trastorno de
conversión, la histeria, o la afección que ella cree tener, nos lleva a un
viaje por la historia de la medicina y por la situación actual acerca de su
diagnóstico y tratamiento. Aunque todo surja con fluidez, vamos comprobando
cómo a Hustvedt no se le escapa casi ninguna de las ramas del árbol de la
inteligencia, considerando que si una de ellas se troncha, perderemos el todo:
las emociones, los valores afectivos, la memoria, la imaginación, las
ilusiones, los sueños, el dolor, la sinestesia, la empatía… La sensibilidad,
sin la cual el cerebro no sirve para nada, si es que inteligencia y
sensibilidad se pueden desgajar, y que es la principal herramienta con la que
Hustvedt construye este libro. En definitiva, un ensayo sobre lo que somos, un
ensayo que nos ayuda a convencernos de que sí es posible vencer al miedo, permanecer
cuerdos mientras tratamos cordialmente a la locura.
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