La
pregunta 7
Richard
Flanagan
Traducción
de Catalina Martínez Muñoz
Libros
del Asteroide
Barcelona,
2025
290
páginas
Hay
más moléculas en una gota de agua que estrellas en el universo. Al menos eso es
lo que sostiene la actual ciencia. Dado que estamos hechos en una cantidad
significativa de agua, dentro de nosotros guardamos más secretos de los que
atribuimos al firmamento. Las constelaciones son formaciones hermosas, sobre
todo cuando las contemplamos en una noche de verano acompañados por nuestros
mejores amigos, mientras esperamos el paso de un comenta. Pero las moléculas presentan
tantos o más misterios, aunque no siempre serán igual de hermosos. Las
moléculas están compuestas por átomos y estos pueden ser manipulados, para dar
origen a una explosión capaz de acabar con docenas de miles de vidas de un
plumazo. Las bombas atómicas, junto con la desigualdad que vigila que haya
siempre pobres muriéndose de hambre, son lo peor que el hombre ha creado.
Richard Flanagan (Tasmania, 1961) lo sabe, y además ha encontrado un hilo entre
su biografía y la biografía de la bomba atómica. Tirará del hilo y desenredará
la madeja, que en esta obra, La pregunta 7, maneja con la maestría que
ya conocíamos en quien es uno de los mejores novelistas vivos.
La
alternancia entre los puntos que hablan de lo más significativo que guarda
Flanagan en la memoria y la historia de la bomba atómica, da lugar a un relato
muy enérgico, dividido en tramos breves, que se lee con dinamismo y facilidad,
pero no deja, en ningún momento, de impresionarnos. Flanagan se remonta a la
idea de H.G. Wells en una de sus novelas, que inspiró en un científico la
posibilidad de dividir el átomo, y nos habla del genio inglés y su ímpetu vital,
en un tipo de vida que nos es difícil reconocernos: se aleja de los lugares
comunes entre los que estamos acostumbrados a movernos. Ese origen del engendro
se alterna con la biografía de su padre, prisionero en un campo japonés en la
época en que caería la bomba de Hiroshima. Entre los avatares de amantes de
Wells y Rebecca West y la educación que recibe de un padre sereno, comenzamos a
avanzar y nos vamos enamorando de las virtudes del relato, que sólo tienen que
ver con la tensión de la escritura. Flanagan pone sobre el tapete lo que supone
vivir en lucha y valora, por encima de todo, el respeto. Estamos frente a una
lección ética, como se expresa de vez en cuando: «porque, hasta el final de
todas las cosas, el sufrimiento de los muertos ilumina a los vivos».
Las
confesiones de una educación sentimental han dado lugar a libros geniales, a
los que ahora viene a unirse este: «Que la experiencia de estar al lado de un
pino huon de trece mil años de edad en el monte Read trasformaba toda la literatura
europea en un simple postureo de adolescentes gamberros: simples obras de
juventud». De lo que ase trata es de salir a vivir, con acción o contemplación,
y esto de la escritura es algo que debe suceder cuando el momento lo imponga: «Escribo
este libro que ahora está usted leyendo únicamente como una nota de amor a mis
padres y a la isla que es mi hogar, a un mundo que se ha desvanecido». «La
experiencia dura solo un momento. Dar sentido a ese momento requiere toda una
vida», nos dice. Y nosotros sólo podemos agradecer que nos haya entregado esta
obra tan genial, en la que terminamos por reconocer a alguien al que podríamos
llamar, sin que esto sea una exageración, maestro.
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