martes, 16 de julio de 2024

ESPÍA EN PAÍS ENEMIGO

 

Espía en país enemigo

Constantino Bértolo

La uña rota

Segovia, 2024

431 páginas

 



Esta es la cuestión clave que Constantino Bértolo (Lugo, 1946) plantea en cada una de sus lecturas: de lo que se trata es de crear acción con la lectura, no de ser un mero espectador con la mente en blanco. «Leer es interrogar el texto», dice durante el análisis de El agente secreto. ¿Qué pretende la obra? Esta es la primera de las preguntas que él propone resolver. Pero la que flota a lo largo de toda la lectura, desde la primera a la última palabra, la clave bajo la que interpretar el texto, consiste en hallar el tema, que es el germen, el sustrato y el abono de la obra, que es aquello que late detrás de cada frase o acción que vamos descifrando. «Qué nos cuenta y qué nos cuenta con lo que nos cuenta», repite como fórmula de interpretación en un par de ocasiones.

Espía en país enemigo recoge los apéndices que Bértolo escribió para varios de los títulos de la colección Tus libros. H.G. Wells, Jules Verne, Conrad, Gogol, Poe, Bram Stoker, Dostoievsky, Jack London, Juan José Millás, Mario Lacruz… son algunos de los autores seleccionados, no siempre con su obra más representativa: tenemos Crimen y castigo, sí, pero también El Chancellor, que es una de las novelas más olvidadas de Verne. En realidad, el volumen es una lección literaria en la que a las lecturas más académicas se unen las interpretaciones más personales, esas que necesitamos para terminar de darnos cuenta de aspectos que nos pasaron desapercibidos. En realidad, es una incitación para retomar la lectura de estas obras, de ahí que figuraran como apéndices y no a modo de prólogo, y un estímulo para despertarnos durante la lectura de cualquier otro texto. Nuestra primera interpretación no quedó afectada al abrir el libro y darnos de bruces con el parecer de otro lector, lo que se conseguirá así es removernos la memoria que tenemos de él.

Estos apéndices no se limitan a ser un análisis del texto, pues añaden a cada obra una exposición de la época y una reseña de la biografía del autor. En cuanto a la recensión de la época, nos encontramos con la preocupación de Bértolo por asuntos que tiene que ver con el progreso y la justicia social, con asuntos políticos, y no podemos evitar considerar la influencia que en estos apuntes históricos pudieron tener obras como las de Arnold Hauser y su monumental Historia social de la literatura y el arte. En lo que respecta a las vidas de los autores, nos hallamos frente a recensiones que apuntan a cómo salir adelante (o no) siendo un perdedor. Difícilmente se nos ofrecen estampas victoriosas, dándonos a entender que la cara amarga de la vida está vinculada estrechamente a la capacidad creativa, tal vez como lucha, tal vez como liberación. Lo que sí muestra Bértolo en las tres etapas del estudio —época, autor y obra— es una desmedida fe en la literatura, en la narrativa, que sirve para explicar el mundo, para cuestionarlo y enseñarnos. De hecho, los apuntes finales, unos sucintos ensayos sobre la novela de intriga y de terror, y la novela policíaca, nos muestran que ser lector no es implicarse únicamente en lo que figura dentro del libro, porque esto es imposible, porque no hay forma de desvincular lo que sucede allí, en la narración, con las experiencias vitales de las personas, incluso las que tenemos mientras dormimos.

En una época en la que estamos acostumbrados a que los análisis literarios sean reseñas de seiscientas palabras, comprobar todos los recursos que siguen existiendo para un estudio más pormenorizado, los que conocimos cuando estudiamos análisis de texto unidos a los que brotan, continuamente, cuando no cesamos de preguntarnos los porqués de la obra, es un atrevimiento, casi una rebelión. Y como tal, una incitación a no separarnos nunca del mundo de la narrativa que nos muestra, por otra parte, de dónde venimos.

 Fuente: Zenda

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