Viajes alrededor de
una habitación
Xavier de Maistre
Traducción de Delfín G.
Marcos
Mármara
Madrid, 2021
173 páginas
Xavier de Maistre va recorriendo
los espacios de la habitación y a partir de cada pared, de cada rincón, distribuye
pensamientos, diserta, como si siguiera a los distintos ángeles que le salen al
paso. Y así afronta el tema del alma y el tema de las artes, que nos distinguen
de los otros seres vivos. Como nos diferencian otros asuntos que van saliendo
al paso: la amistad, sin duda alguna, o en qué consiste la virtud; habla de la
belleza y los efectos de la belleza, que son la alegría y la tristeza; se
centra en la forma de observar que es propia del ser humano a través de la
expresión propia y la común; se acerca a otros verbos como jugar o inventar, y
también menciona la imaginación, que es un valor constante a lo largo de los
dos textos.
Todo lo plantea como si
estuviera en diálogo consigo mismo, lo cual bien podría ser síntoma de locura;
pero ese filo en el que se puede mover el hombre, esa línea que separa estar
loco de vivir cuerdo, ha dado lugar a pensamientos lucidísimos, como si los autores
abandonaran sus lastres y, no teniendo obligación de rendir más cuentas, se
permitieran pensar tan libremente como si estuvieran contando constelaciones
antes de acostarse. En realidad, son momentos de autoconocimiento. Xavier de Maistre
se hace consciente de sus limitaciones y nos enseña que haber vivido significa
haber estado abierto al aprendizaje. Y todo esto lo reflexiona con un tono
exacto de humor en el primero de los escritos, el viaje de día, que dará pie a
una melancolía algo más acrecentada cuando afronte el paseo nocturno, algo que
es inevitable que asociemos a la senectud. Bien aprovechadas, tanto la juventud
como la vejez son dos temporadas en las que navegar entre la sabiduría.
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