domingo, 9 de junio de 2024

RESPIRA

 

Respira

Tim Winton

Traducción de Eduardo Jordá

Libros del Asteroide

Barcelona, 2024

257 páginas

 



«Me pregunto qué estará haciendo hoy la gente corriente». La cuestión planteada resume el afán de los adolescentes que buscan la felicidad. Hay que elegir: o largarse a un templo para orar entre Budas de jade intentando atrapar la espiritualidad, o lanzarse en parapente desde lo alto de una cumbre de más de ocho mil metros. O la sabiduría o la adrenalina. Pero, ¿no estamos hablando de adolescentes? Entonces hay que pensar en la adrenalina. La gente corriente seguirá con su rutina mientras uno se busca la vida mientras camina sobre su sueño.

Eso es lo que le sucede al protagonista de Respira, que a los quince años tiene muy claro que el sueño del surf es el sueño de la libertad. Nos lo cuenta desde una edad en la que ya se ha matizado ese sueño y se ha dado cuenta de que la libertad también está en seguir teniendo sueños. La novela supone un acercamiento a los recuerdos sin nostalgia, de ahí ese estilo que no pretende sorprender con recursos poéticos. Nos acerca a un ambiente muy especial, en el que se crio el protagonista, en el que se une algo tan positivo como es la naturaleza con algo que nos hace ser extraños en el mundo, como es el hecho de estar un tanto aislados. Allí conoce a un amigo especial, que representa la idea de libertad que conocimos a través de Huckleberry Finn, por ejemplo. Con el tiempo irá matizando esa idea sobre él, para convertirle en alguien más humano, es decir, con sus conflictos: «Desde entonces lo he juzgado a menudo como el inagotable poseedor de una inútil valentía física, y esta característica diferencial lo distorsionaba de algún modo ante mí, me impedía juzgarlo con mayor sutileza. Pero ahora que soy mayor miro retrospectivamente a Loonie con confusa tristeza (…) a pesar de que yo seguía sintiendo admiración por él, lo odié por haber dicho lo que había dicho».

Lo inagotable es el agua. La relación que tienen con el agua los personajes sobre los que versa esta obra nos devuelve la idea de que este líquido es la mayor bendición. Mares, olas, ríos… son los entornos en los que corren aventuras, las más grandes sobre una tabla de surf, y de cada aventura se extrae una mirada más nítida sobre el mundo. En realidad, lo que van haciendo es crecer, aprender, madurar. El agua, y los parajes del agua, son a la vez compañía y ambiente. Para estos muchachos, que sienten que el lugar donde están obligados a crecer no es su lugar en el mundo, es fundamental descubrir cómo desprenderse del miedo: con estos amigos, en este sitio. Pero crecer supondrá, también, descubrir las otras aristas del poliedro que es la condición humana. Uno desconoce la biografía de Tim Winton (Perth, Australia, 1960) más allá de lo que se recensiona en la solapa, pero no es difícil imaginar que en esta novela ha intentado hacer un homenaje a lo mejor de lo que ha sentido en su propia vida. El pasado seguirá siendo esa fuente inagotable en la que brotan las hierbas de la imaginación.

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