viernes, 20 de septiembre de 2019

REGRESAR A MARATÓN


Regresar a Maratón
Miguel Calvo
Desnivel
Madrid, 2019
235 páginas

En Mongolia el refrán que dicta que más vale ser cabeza de ratón que cola de león, sustituye los animales: más vale ser cabeza de mosca que cola de tigre. Preguntando el sentido que tiene, te explican que, en tanto que la cola del tigre va siempre a la zaga y está supeditada a lo que hace el resto del cuerpo, que es la última en el rango y la más esclava, la cabeza de la mosca va por delante y, a mayores, se trata de un animal que vuela libre. Aunque volar y libertad son sinónimos en todo tipo de literatura, desde el aforismo hasta las obras de Richard Bach, difícilmente habíamos escuchado colgar esta libertad en un insecto; en una gaviota sí, o en un gorrión o en una golondrina, y no digamos ya en las águilas. Nosotros, como los leones, como los tigres, estamos sujetos a la superficie de la Tierra y la libertad del vuelo es algo de lo que podemos disfrutar como proyección, como metáfora o como suicidio. Pero existe un sustituto a nuestro alcance, otra forma de felicidad para la que ni siquiera necesitamos calzado, y ésta es correr. Vemos a los niños corriendo y les sentimos felices, y nos contagian su felicidad. Lo natural es correr, lo natural es jugar: esconderse, trepar a los árboles.
Sobre esa esencia se construye este libro que ha escrito Miguel Calvo (Ávila, 1979) con tanto oficio como pasión. Se trata de una de esas obras escritas por un enamorado, una de esas personas que encandilan cuando hablan de sus devociones, sean cuales sean, aunque no comulguemos con ellas. Aunque es complicado no comulgar con la historia de la carrera más popular que existe. Calvo nos lleva hasta Grecia para rastrear la historia de la carrera, las leyendas en el país donde las leyendas se esconden en el corazón de las piedras, tanto de las talladas como de las que ocupan las lindes de los senderos. Grecia como el lugar donde nace todo, el sitio al que uno debería acudir para encontrar todas las respuestas. Se comienza tratando sobre la épica histórica, esa que es ya una mitología, y se enlaza con los tiempos presentes a través de los primeros corredores de fondo griegos. Atravesaremos, durante la mitad del libro, crónicas de maratones y supermaratones, que ocultan, para luego descubrirnos, perfiles de los mejores corredores de la historia, desde Abebe Bikila a Emil Zatopek, y siempre con la figura de Spiridon Louis, el primer ganador de una maratón olímpica, como modelo.
Pero, ¿de qué son modelo los corredores de maratón? Tal y como Calvo habla sobre ellos, se trata de gente con una ética intachable. O al menos con una ética intachable dentro de la competición. O al menos lo son aquellos sobre los que quiere hablar, al margen de los tramposos o los tipos más hoscos del atletismo. Es gente para la que los sueños son el lugar sagrado donde todos deberíamos acampar: el sueño de la victoria, sí, ¿por qué no? Pero también el sueño de volar, aunque sea un vuelo como el de la mosca, que comparado con el de cualquier ave rapaz es tan torpe como nuestra zancada cotejada con la de la gacela. Lo importante es soñar. Y así nos va descubriendo quiénes son, en la segunda parte de la cita con este libro, los grandes maratonianos de las últimas décadas. Aquí sí se entra de lleno en el perfil, a través de la historia personal, la historia deportiva y las entrevistas, de gente como Abel Antón, Martín Fiz, Stefano Baldini, Vanderlei de Lima o Paula Radcliff. Calvo consigue transmitirnos la humanidad que esconden los superhombres. Ellos figurarán en nuestro Olimpo, pero no por el deseo de ser dioses, ni el suyo ni el nuestro, sino por el mero hecho de haber perseguido sus sueños. ¿Por qué corren? Con un estilo periodístico envidiable, centrándose en los hechos y no en las interpretaciones, Calvo nos propone, sin mentarla, una respuesta: corren porque la vida sin pasión es menos vida.

Fuente: La línea del horizonte

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