martes, 5 de diciembre de 2017

BAJOS FONDOS

Bajos fondos
Luc Sante
Traducción de Pablo Duarte
Libros del K.O.
526 páginas

Una mitología de Nueva York

Hoy Nueva York es esa ciudad que todo el mundo visita convencido de estar encontrándose con todos los colores del mundo, mientras que cualquier taxista puede amenazarte de muerte y echar mano a la guantera si discutes con él por el cambio del importe. Las dimensiones de Nueva York o, para ser más exactos, de Manhattan, no son humanas. La gente vuela a ras de suelo para llegar a tiempo a la siguiente esquina, que dista medio kilómetro, mientras sobre su cabeza un sol licuado estropea el azul de un cielo con una gasa de contaminación, o cae un chaparrón que dejará la ciudad colmada de esqueletos de paraguas cuando decline.
Pero Luc Sante (Verviers, Bélgica, 1954) no vigila esta ciudad caótica, tan divertida como carente de armonía. No atiende a la música a su leyenda como  epicentro del mundo. Sante busca en la historia los años en que Nueva York tomó forma, de 1840 a 1919, ejerce una inmensa labor de documentación y precisión, un trabajo que solo se puede hacer con mucho cariño, y nos presenta, uno por uno, a los personajes que construyeron la mitología sin dioses de esta ciudad. La escritura de esta obra es tan acertada, que nos hace sentir que es de obligado cumplimiento conocer personalmente a tantas personas. Así las describe él, como si acabara de despedirse de ellas hace un minuto, dejando un imborrable recuerdo en una memoria que siente atracción por lo oculto. O por lo oculto y a la vez bohemio, en una aparente paradoja. O por lo oscuro y por el futuro, que es a su vez una paradoja más. O que siente nostalgia mientras que expresa prejuicios, nueva paradoja a la alcance de los mejores escritores. También resulta paradójico que lo que es tradición es a la vez decadencia. Pero, como él confiesa, le interesan más las leyendas urbanas que los informes oficiales. Y los resortes morales que por la noche nos entregan a la par el placer y el daño. Pues la noche “es gloriosa y es vecina de la muerte”.
Bajos fondos indaga en lo más turbio de las tentaciones y sus consecuencias, que se refieren al escombro humano y a la supervivencia. Dividida en una estructura temática, tan sencilla que facilita la lectura hasta el fin casi de un tirón, comienza por presentarnos el teatro como una representación paralela de la ciudad. Mientras en la ciudad no dejan de suceder las intervenciones de los raros y los virtuosos. Bajos fondos trata sobre la verdadera historia, la historia popular. Y Nueva York no surgió en el planeta como Camelot. A Nueva York la creó el vicio, desde el opio al sexo, el alcohol y todos sus satélites activos, los timadores y las peleas a muerte entre bandas o inmigrantes de distinta procedencia. De hecho, por momentos pasamos páginas y páginas preguntándonos de dónde procede tanta violencia gratuita, y suponemos que Sante considera que ese es el ADN de la Gran Manzana. De hecho, escribe remitiéndose a lo concreto, como si lo estuviera presenciando, como si hubiera vivido todo este gran teatro humano en el que la policía aplicaba las leyes de manera laxa y los artistas creaban paisajes imaginarios. Nueva York es, en definitiva, el hogar de la gente sin techo, de los huérfanos y los muertos de hambre. Bajos fondos se remite casi siempre a la triste filosofía de las alcantarillas. La realidad es sobre todo ruinas y excrementos.
He aquí un libro magnífico, una explicación de la locura de Nueva York, pero sin perder de vista el instante en que todavía conservaba humanidad, independientemente de la estofa de la que estuviera hecha. Leer este libro habiendo visitado Manhattan, o antes de visitarlo, nos ayudará a explicarnos la sociopatía que inunda la jungla de asfalto, como si se tratara del resultado somático de esta mitología.


Fuente: La línea del horizonte

No hay comentarios:

Publicar un comentario