Sociedades comparadas
Jared
Diamond
Traducción
de Jesús Cuéllar Menezo
Debate
Barcelona,
2016
189
páginas
Jared
Diamond (Los Ángeles, 1937) se empeñó un día en demostrar que el sexo es un
pequeño calambre, lo cual desembocó en uno de esos libros que apenas merece la
pena echarle un vistazo. Por lo demás, El
mundo hasta ayer o El tercer
chimpancé son dos grandes ensayos. Pero Colapso
y, sobre todo, Armas, gérmenes y aceros
son, sencillamente, obras maestras. Perteneciente a esa camada de autores de
ensayo convencidos de que lo importante es la buena narración, Jared Diamond se
ha convertido en uno antropólogo al que es inevitable acudir en busca de
alguien que sepa recopilar la información, plantear qué hacer con ella y de su
hipótesis construir el mejor relato. Geógrafo y antropólgo, sus vivencias entre
los nativos de Nueva Guinea, comparadas con su cotidiana vida en un barrio
residencial de Los Ángeles, prueban que uno no tiene que conocer todo como para
entender el mundo. Ahora llega a las librerías con un libro de menor formato, Sociedades comparadas, en el que resume,
en buena medida, lo que ha aprendido durante el estudio de sus ensayos
anteriores. Al menos lo que de verdad importa, lo que atañe a nuestro presente
y a nuestro futuro.
La
obra se divide en siete capítulos sobre las cuestiones de las ciencias sociales
que se pueden aprender siguiendo el método ornitológico, es decir, la
observación. En el primer capítulo aborda el imperativo de la geografía a la
hora de señalar por qué unas sociedades son ricas y otras pobres; cómo influye
la posibilidad de transporte por barco, más barata que por carretera, o la
riqueza mineral de la tierra o los agentes patógenos. En el segundo capítulo se
aborda el problema de las instituciones, las tradiciones democráticas y las
dictatoriales, y los accidentes históricos que unas y otras han supuesto para
cada región del planeta; crea el término instituciones complejas, que son
aquellas que surgen a partir del nacimiento de la agricultura y la ganadería
domesticable, y que llevan implantadas en los lugares ricos de la Tierra más
tiempo que en los pobres. El tercer capítulo se centra en China, aunque
comparándola con Europa: por sus diferencias geográficas, por las diferencias
de las tradiciones, por el peso de la política en la población durante las
últimas décadas. El cuarto se atiene a las crisis personales y se pregunta si
las mismas, que se resuelven de unas formas ya más o menos investigadas por
ciencias como la psiquiatría o la psicología, se pueden aplicar a la
investigación de las crisis sociales, nacionales a través de cambios selectivos.
El quinto capítulo, el más personal, regresa con la memoria a Nueva Guinea para
comparar las reacciones ante el peligro individual y el extrañamiento que nos
supone el conocer las de sus habitantes; sin embargo, es aquí donde explica el
concepto de paranoia constructiva y su utilidad para la supervivencia, pues
implica prestar atención a los actos diarios que suponen un bajo riesgo, antes
que a las grandes catástrofes que es casi imposible que nos pasen rozando. El
sexto capítulo está dedicado al individuo como habitante de una nación, sobre
las diferencias entre los dos tipos principales de enfermedades mortales, las
transmisibles y las no transmisibles –como la hipertensión y la diabetes-, y
como estas influyen en la esperanza de vida de los pueblos según sus costumbres
o su adaptación.
Por
último, se aborda el problema del cambio climático, de la desigualdad y de la
gestión de los recursos renovables. Aunque tal vez se trate del capítulo menos
intenso, no deja de ser el más preocupante. Y por tanto el libro cojearía de no
estar aquí incluido. Porque la geografía, esa ciencia que es la ciencia del
viaje, no debe ser una mera descripción. En manos de Jared Diamond, es siempre
un gran relato.
Fuente: Culturamas
No hay comentarios:
Publicar un comentario