martes, 18 de noviembre de 2025

LA VIDA DE ELLAS

 

La vida de ellas

Tamura Toshiko

Traducción de Kuniko Ikeda y Marta Añorbe Mateos

Satori

Gijón, 2025

285 páginas

 



En ciertas temporadas, parece que lo que busca el lector es relatos de jóvenes a los que el demonio haya reventado por dentro. Reventar no es lo peor que puede hacerle a uno el demonio. Hay otras formas de consumirse. Si vivir consisten en huir detrás de un sueño, lo peor es darse cuenta de que a uno le quitan el suelo bajo los pies, y en ocasiones caer sin remedio, porque no te diste cuenta de quién era el que te condenaba, merced a que esgrimía una sonrisa. La cortesía es uno de los mejores inventos, excepto cuando la manejan los clientes del mal. Algo de eso se trasluce en estos relatos costumbristas, naturalistas, vivenciales, de Tamura Toshiko (Tokio, 1884 – 1945), en los que a las protagonistas no les resulta fácil vivir, porque en la vida intervienen los demás. Y esos demás incluyen a los que crearon las tradiciones en el pasado, y la tradición, maldita sea, es dogma. Las tragedias pueden ser domésticas.

Toshiko sabe que lo que importa a la hora de crear es ser sensible. La sensibilidad, por su parte, la llevará inevitablemente a una suerte de rebeldía: no cabe aceptar con resignación lo que nos muerde los tobillos. Y en el Japón de principios del siglo XX a las mujeres les mordían demasiado los tobillos las tradiciones familiares, los roles atribuidos. De ahí estos personajes que buscan la libertad en la creación, en el arte, en la literatura, algo que no debería ser dañino para nadie. Pero este conflicto nos llevará a conocer los miedos de estas mujeres, que tiene relación con los vínculos sociales y familiares, con lo institucional y lo más próximo a la piel. Somos seres alienados y la huida a través de la imaginación se nos hace necesaria. Toshiko escribe con delicadeza, sin rencor, sobre asuntos que bien podrían tratarse con recursos de realismo descarnado. Y eso se agradece. No nos expone cómo se revientan las protagonistas bajo el imperio del diablo, sino como se emocionan y luchan, a continuación, contra las termitas que pueden devorarnos.

A juicio de los antiguos griegos, uno de los grandes males que padecemos es la resignación. Esa palabra es la que da título a la narración más extensa de esta recopilación, y no es casualidad. En ese Japón que se nos describe, había pocas promesas para salirse del destino con el que uno parecía haber nacido. Nuestras protagonistas miran hacia esas promesas como el caminante nocturno mira hacia las estrellas. Pero la vida les exige abnegación en su tránsito por este valle de lágrimas. La belleza la ha encontrado la autora, y parece querer compartirla con estas mujeres, que ella crea, que se debaten entre los deberes familiares, la educación tradicional y una nueva vida que saben que debería ser posible forjarse. La palabra clave tal vez sea posible. Algo puede ser improbable, pero no tiene por qué ser imposible si uno sabe que cada uno de sus sueños le pertenece. La resignación nos indica que debemos quedarnos con los sueños como tales. De ser así, seguiríamos en las cavernas. Sacar a la luz y reclamar que tenemos derecho a perseguir los sueños nos ayuda a bregar en un mundo en el que el diablo se presenta como termitas en nuestros huesos. Por eso ha sido tan necesaria la contribución, por pequeña que fuera, de autores como Tamura Toshiko.

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario