lunes, 5 de marzo de 2018

LA MIRADA DE LOS PÁJAROS

La mirada de los pájaros

Silvia Fernández Díaz

Talentura
Madrid, 2018
158 páginas

El mundo del relato breve ha cumplido un extraño ciclo, el que le lleva desde su origen hasta sus cimientos, pasando por todas las etapas de la literatura, todas las vanguardias, semivanguardias, modernismos, postmodernismos, ultraísmos, experimentos metaliterarios, confluencias de géneros y lo que se tercie de por medio. La distancia corta tiene la ventaja de permitir hacer un cuento aforístico o una obra de teatro de doce folios. Al final, todos son relatos. Pero ahora, y este libro es prueba de ello, se regresa a la pureza de cuento, a lo esencial, a la vida, al lenguaje, a la obra.
Se captura un momento en el tiempo, en el que quedan atrapadas unas personas, y la parte que se nos permite ver refleja lo normal, la que permanece, pero la que se nos permite intuir indica que algo ha cambiado. El referente más eficaz para saber a lo que nos referimos son las obras de teatro de Chéjov. Por no hablar de sus cuentos. El padre del relato breve, el padre de Carver y de Ignacio Aldecoa, que son los padres de Silvia Fernández Díaz (Madrid, 1967), la autora de este conjunto de relatos algo desunidos. Un libro de relatos puede ser una recopilación. No exigimos que todos sigan a la Historia universal de la infamia, por ejemplo. Pero en este caso el mero hecho de bautizar a los personajes con nombres cotidianos, los Javieres y las Marías, o con nombres más propios de Estados Unidos, los Johnes y las Justines, ya nos evoca una u otra localización. Ya nos sitúa más cerca de Aldecoa o de Carver. Ambos autores bien estudiados por Fernández Díaz, que escribe sin asumir riesgos algo que, a estas alturas, es una bendición. Hartos de experimentos verbales que no conducen a nada que no sea su propia barriga, la sencillez se ha convertido en el mejor de los estilos.
Nos cuentan que se ha formado en talleres de escritura creativa. La composición, la estructura, la descripción de cada personaje con dos adjetivos, los finales sin cerrar, todo, en definitiva, apunta a ello. Seguramente estemos frente a una alumna aventajada. Ahora le falta por encontrar un mundo propio. En algunos momentos apunta hacia él, hacia la mirada de los pájaros o, más exactamente, a cómo mirarán los pájaros, que observan. Ser pájaro pertenece al reino de los sueños. Saber que no ha tocado su límite como escritora, permitirá a Fernández Díaz seguir soñando. Suerte.

Fuente: Culturamas

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