Publicada en Quimera, por idea de Jorge Carrión
Viajar
es muy difícil
Nuria Amat
Bruguera
Barcelona, 2009
236 páginas
Mis
canciones favoritas
Publicado por primera vez en 1995, en la
extinta editorial Anaya & Mario
Muchnik, Bruguera recupera este libro de Nuria Amat, uno de los textos que
dieron pie a la introducción en el mercado español de los géneros híbridos,
esos que pretenden combinar la ficción con el ensayo, el libro de viajes con la
poesía. De entre la relación de autores que han cultivado este modelo, creando
un género a partir de la combinación de los ya existentes, cabe destacar el
éxito de Sergio Pitol –El viaje- o de
W.G. Sebald –Los anillos de Saturno-,
quienes entendieron que el buen hacer literario radicaba en conseguir un
mestizaje y no un mero cóctel de párrafos con origen más o menos singular, más
o menos sofisticado.
Leído después de este tiempo, cuando ya no
hay lugar para la sorpresa, el libro de Nuria Amat resulta ser una mera selección
justificada de sus escritores favoritos del siglo XX, un canon subjetivo que es
bien difícil de cuestionar: Proust, Pessoa, Kafka, Nabokov, el matrimonio
Bowles, Joyce, Svevo, Kavafis, Anna Frank, Borges y Gombrowitcz. El asunto del
viaje queda supeditado a la biografía de cada uno de ellos, encajando las
piezas en ocasiones con una soltura fácil de comprender, como en el caso de
Bowles, o forzando la asociación con una reconocible arbitrariedad, para lo
cual basta leer el capítulo “Imaginar La
Odisea con un Ulises imposibilitado para moverse”, dedicado a la
inmovilidad aparentemente voluntaria de Kafka y Pessoa.
Con intención de sacralizar el oficio de
escribir, la primera parte del libro es una digresión no exenta de un
narcisismo corporativista. Considera que los grandes escritores han sido
exiliados sociales, malditos en su temperamento nómada o antinómada, apartados
del hombre común: “La vocación del escritor y la vocación del proscrito son
inseparables”. Para ello se refugia en la búsqueda, dentro de distintas
ciudades vinculadas a su canon, de elementos anacrónicos, casi siempre
heredados de la literatura clásica del siglo XIX: las sombras, los tranvías,
los artistas alcohólicos, las prostitutas envejecidas, los empleados de banca y
oficinistas humillados, e incluso las farolas de gas. Amat se muestra
convencida de que la causa militante del escritor posee una doble vertiente: el
compromiso con lo más literario de la propia literatura y la denuncia social.
En consecuencia, el escritor se ve sometido al conflicto que surge de meter
dentro del mismo cuerpo la escritura y la vida. De ahí que establezca unas
categorías muy cuestionables, como la que crea en el capítulo “La casa de
atrás”, en que trata de encajar a sus autores preferidos en dos bloques: los
que eligen la clandestinidad y los de actitud solidaria.
De mayor interés y osadía narrativa es el
segundo bloque de textos, unos saltos a través de la literatura y la geografía
que van emparejando a los autores. Y para cada uno de los doce capítulos
elabora un recurso diferente: a través de un lector común, mediante una misiva,
enlazando locura con locura, inventándose un encontronazo o compartiendo
tertulia. En todos los casos, la prosa de Amat es de una calidad irreprochable:
precisa, limpia y rica en matices de talante sensitivo, como explica Ana María
Moix en el prólogo. Pero no en todos ellos la narración es suave, no siempre la
transición está lograda. En alguno de los capítulos, como el que vincula a
Pessoa con Svevo a través del tabaco, se notan demasiado las costuras, pues
resulta una asociación evidente.
El libro termina con un arrebato de cólera,
con un texto producto de la impotencia que produjo en la autora la guerra de
los Balcanes, la matanza de civiles, los argumentos con que se justificaron y
la connivencia de la comunidad internacional. Sin embargo, la razón noble que
lo llevó a redactarlo no impide al lector reconocer un pedestal burgués desde
el que se emiten los tópicos pacifistas. A este canto nostálgico al exilio del
escritor, al miedo a volar y al autoritarismo que desencadena guerras, que
pretende ser el libro, cabría revisar la oportunidad y pervivencia de estas
páginas.
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