Los hechizos perdidos
Robert MacFarlane
Ilustraciones de Jackie Morris
Traducción de Andrés
Catalán
Nórdica
Madrid, 2023
240 páginas
¿Qué parte de la
naturaleza queremos ser? Acostumbrados a solo coger trenes con destino, nos
cuesta comprender que nadie nos espera en ninguna parte y que podríamos vivir
como viven los seres del bosque, que parecen quietos, pero contemplan. La
contemplación no es inferior a la acción. De hecho, según Platón es la mejor de
forma de vivir, la más grata y la más intensa. Los únicos lugares verdaderos, dijo
Melville, son los que no figuran en ningún mapa. La acción nos lleva a ubicaciones
señaladas en los mapas, la contemplación a los lugares, a todos los lugares
emocionales, a las sensaciones y de las emociones y las sensaciones, a los
sentimientos. De eso trata este libro, que componen Robert MacFarlane y Jackie
Morris, preciosamente editado por Nórdica. MacFarlane elige a varios de los
seres del bosque, pequeños y feéricos, para entonar pequeños cantos que nos
lleven a convivir con ellos. Elige un recurso distinto para cada uno de ellos,
desde la cacofonía al ensalmo, pero todos unidos por un espíritu común, que
tiene que ver con la belleza. Todavía estamos a tiempo de salvarnos, parece decir,
si en lugar de encendernos de ira frente a la pantalla nos dedicamos a ver las pequeñas
actuaciones que tienen lugar en la naturaleza. El zorro rojo, la polilla, la
margarita o los vencejos nos irán acompañando, y les rendiremos cuentas,
homenajes, a través de sencillas canciones. La palabra es un medio de
comunicación exclusivo de los hombres, pero sabemos que ellos sí atienden a la
música con que se les habla.
Estos cantos son, sólo
pueden ser, acuarelas. De ahí la elección del ilustrador, que lleva a cabo un
trabajo técnicamente envidiable y estéticamente encantador. Se trata de la
compañía perfecta para unos textos que termina, siempre, con algo que podría
apuntar hacia una lección, pero que se trata de sencillas muestras de cariño,
de posibilidad es de aprendizaje. Lo que nos hace este libro, en esencia, es
parecido a la compañía de los hitos que nos indican cómo caminar por la
montaña: pero no se trata de caminar, sino de observar, de estar atentos. Y
todos sabemos la relación que existe entre estar atento y sentirse vivo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario