Breviario para
ciudadanos libres
Henry David Thoreau
Traducción Mauricio Bach
Austral
Barcelona, 2023
137 páginas
Nuestra civilización se
ha alimentado de profetas que representan deseos, entre ellos el de la piadosa
vida en la naturaleza, esa que no buscamos para nosotros, que sólo queremos ver
en sueños, porque donde se está realmente a gusto es en el sofá, pegado a la
calefacción. Lo del Beatus Ille es ideal para los demás, porque para nosotros
sólo lo es como idea. Estamos enganchados a la neurosis y cada vez va a
resultar más difícil hasta volar con el pensamiento, porque las pantallas no
nos permiten pensar de tan entretenidos como nos mantienen. El problema de los
viajes a la naturaleza se resolvería habitando en ella, porque cualquier
desplazamiento que no sea andando supone destrozarla. Nos queremos separa de
los primates que fuimos, saltando por la selva de rama en rama, hasta que
llegaron a la superficie menos arbolada y tuvieron que desarrollar unas piernas
más largas para caminar en vertical. Decía Parmédines que Ser y Pensar son la
misma acción y la misma sustancia, pero ahora la vida es realidad virtual y eso
nos condena a una existencia sin pensamiento, que es tanto como decir sin
sensibilidad. Podemos por fin estar en la naturaleza sin tener contacto con
ella, gracias a esa realidad virtual, que es la antagonista de cualquier forma
de santidad que podamos haber creado en el pasado. Convencidos de que así nos
libramos de las preocupaciones que nos incomodan, nos hemos creado una vida que
resulta ser mucho más complicada. No nos cansaremos de repetirlo: el paraíso
del hombre moderno es un lugar donde se calzan sandalias, no hay otro vestido
más necesario que unos gayumbos y nos volveremos a alimentar de plátanos. Por
eso una recopilación de frases y párrafos de Henry D. Thoreau, como esta que
ahora nos ofrece Austral, es tan conveniente. Y enseguida nos damos cuenta de
que nos hubiera gustado sentarnos a leerla a la sombra de una parra o junto a
un río. Thoreau es un pensador que demuestra que si uno piensa bien, lo que
consigue es simplificar las cosas. Pero no se limita a reflexionar a partir de
la naturaleza, como en Walden, Los bosques que Maine o Cape Cod, pues
suyo es el concepto de desobediencia civil o la batalla contra la esclavitud,
en la que significó como humanista. La selección representa con mucho acierto
el resumen del sentido que tenía la vida para Thoreau, que es ya un mito entre
nosotros, un profeta piadoso. No hay nada oracular en sus principios, ni se
expresa en forma de alegato. Se sabe polemista, que es tanto como decir abierto
al diálogo. Pero para nosotros, sigue siendo un consuelo, el mismo tipo de
consuelo que encontramos pisando la hierba o escuchando las verdades sencillas.
«Raramente el erudito escribe tan bien como habla el granjero», nos recuerda. Y luego volveremos a echarnos a caminar.
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