Tao Te Ching
Lao-Tsé
Versión de Jordi Fibla
Austral
Barcelona, 2023
152 páginas
Se comenta que la última
expresión de Goethe, a punto de morir, fue reclamar más luz. Lo que se ignora
es si pedía que se abriera la ventana o su derecho a ver a Dios. Arrojar luz
sobre algo no es deslumbrar, es esclarecer. Los sabios no deslumbran, esclarecen.
Todo tiene que ver con la luz, pero no es lo mismo prender una antorcha dentro
de la caverna para iluminar unos sencillo pasos que encender un foco en un
estadio para permitir al cantante de turno regodearse en los gritos de la
multitud. Está claro cuál es el carácter del Tao Te Ching, que ahora
viene en una versión de Jordi Fibla, a la que Luis Alberto de Cuenca contribuye
con prólogo y notas. Volvemos a darnos cuenta, al revisarlo, de que la
sabiduría debería ser algo sencillo y un canto a una forma de vivir. La
sencillez tiene que ver con abrir la ventana, no con reclamar la verdad de
Dios. A partir de ahí, todo debería trenzarse para facilitar la vida propia,
que es también la vida de los demás. Este es el carácter de este libro, que no
cesa de contribuir a la formación de una forma que muy pocos han hecho, entre
los que se podría encontrar Hojas de hierba, por ejemplo, o los ensayos
de Montaigne.
En la traducción se elige
la palabra Camino para sustituir a Tao, imitando a ciertas
versiones en inglés. El efecto es el de caer en lo concreto. El Tao es algo que
queda en nuestra imaginación, un señuelo y un ambiente, algo propio del éter y
por tanto algo que se respira. El Camino no es menos poético que el Tao, pero nos
pega más a la tierra, a la realidad física. ¿Cuál es la opción perfecta?
Estamos frente a una obra cuyo gran sentido es la interpretación. Es conmovedora,
pero serena, nos afecta y nos sostiene. Es breve, pero no cesa de crecer. Es
abierta, pero sólo destila cosas buenas. Es espiritual, pero sin religión. Es
una suerte de encantamiento, y no podemos, ni queremos, sino creer en él. Más
que dirigirnos hacia ningún lado, lo que hace es recordarnos hacia qué direcciones
debemos caminar, si es que caminar sirve como metáfora en cualquier forma de
habitar en la Tierra:
«Si tuviera un ápice de conocimiento, al caminar por un gran camino, sólo temería extraviarme.
«El Gran Camino es muy llano,
«Pero a la gente le complace mucho los senderos tortuosos.»
Hay que agradecer esta
iniciativa de la editorial Austral, esta biblioteca de libros que incluye a
Marco Aurelio, a Séneca o Epicteto, y que en tiempos de guerra por estupideces,
nos coloca frente a lo único que importa, que es la forma de querer para saber
estar en el mundo con descanso.
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