De una batalla perdida
Svletana Aleksiévich
Traducción de Marta
Sánchez-Nieves
Nórdica
Madrid, 2024
47 páginas
Pero, en nuestros
días, cuesta hablar de amor
Un cuchillo sólo debería
servir para cortar el pan. Repartir el pan debería ser una de las expresiones
más hermosas de amor: uno se emociona cuando comparte desde el afecto. Pero al
descubrir las herramientas, incluidas las que sirven al amor, el hombre creó
también las armas. Así se han unido simbióticamente Eros y Thanatos, querer y
matar, a través los mismos objetos. Luego, eso sí, vinieron las sofisticaciones,
que terminaron en armas capaces de liquidar cien mil vidas en un único disparo.
Querer hablar de amor y encontrarse con las consecuencias de la guerra. En eso
ha consistido el proyecto literario de Svletana Aleksiévich, que tal vez sea la
escritora galardonada con el Permio Nobel más merecido desde William Faulkner. El
paisaje después de la batalla, las cenizas tras el desastre, son el sustrato desde
el que extrae literatura. Demostrar que sobre el esqueleto y entre el aire
quemado sobrevive la humanidad, su mayor logro.
«Vivía en un país donde nos enseñaban a morir desde pequeños», dice la escritora bielorrusa en este De una batalla
perdida, que reproduce el discurso de la autora durante la entrega del Premio
Nobel. Nos recuerda que lo que importa es relacionarse, ser en relación con los
demás, con cada individuo y con el colectivo. Lo que se debe sentir, entonces,
es la pequeñez, darnos cuenta de lo minúsculos que somos si tenemos en cuenta a
todos los demás. De ahí que lo que importa sea la bondad, sea la solidaridad.
De ahí este proyecto literario que nos remite al tema sobre el que pretende
escribir: «Nuestro principal capital es el sufrimiento. No el petróleo o
el gas, sino el sufrimiento». Ser testigo y dar testimonio es su
particular manera de demostrarnos que no cabe rendirse, de demostrarnos que por
muy tarde que se esté haciendo, todavía estamos a tiempo de rescatar algo de
entre los escombros:
«Varlan Shalámov escribió: “He participado en una enorme
batalla perdida por la renovación efectiva de la humanidad”. Yo recupero la
historia de esa batalla, de sus victorias y su derrota». Y sus herramientas son las de la literatura, narrar
combatiendo con el tiempo, «al igual que el escultor con el
mármol», sostiene. Svletana Aleksiévich sigue empeñada en
demostrarnos que la dignidad está a nuestro alcance, que para llegar a ella nos
bastan las manos y la voluntad.
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