Desechadas
Roseann Lake
Traducción de Mari Carmen
Boy
Altamarea
Madrid, 2023
305 páginas
En realidad, no se trata
de que China tema a la mujer empoderada, como nos engaña un poco el subtítulo,
sino de presentar a las mujeres algo extrañas que forman una parte de esta
superpotencia, mueres marginales, pero que también son el motor y la gasolina. La
periodista Roseann Lake, que durante cinco años vivió en Pekín, se interesa por
las mujeres que permanecen solteras a una edad en la que ya deberían haber sido
madres. «Cuanta más formación tenga una mujer
china, más difícil le resulta encontrar un compañero con el que pasar la vida», sostiene durante esta exposición de situaciones que van
conformando una explicación sin que nos demos cuenta. El mundo toma un aspecto
muy diferente allí, en una sociedad alejada, lo cual dará pie a lo que nos
parecerán paradojas sociales y culturales, e incluso decisiones políticas
paradójicas y, sin embargo, podemos reconocer algo universal en estos muros invisibles:
«Más que una etiqueta, ser una mujer “desechada” significa
vivir al margen de las normas convencionales; es una forma de pensar que existe
independientemente de los grados, salarios, nacionalidades e incluso de la
división entre rural y urbano.»
Lake conoce a varias mujeres en esta situación
y entabla amistad con ellas. Tener veintiséis años y no contemplar visos de
montar una familia las hará tan fuera de lugares comunes en su territorio, como
personas interesantes para entablar una relación. La mentalidad personal se
enfrenta a la tradición, en la que destacan las decisiones administrativas y
los padres, que no cesan de presionar y llegan hasta a tomar la iniciativa en
la búsqueda de pareja. Lake nos va exponiendo los recursos más habituales para
llegar a conocer a alguien, que van desde lo familiar tradicional a las páginas
web, así como las maneras de implicarse que sustituyen a la pareja oficial,
como el papel que juegan las amantes, que contiene una aceptación y unos
beneficios bien distintos a los que conocemos en el territorio occidental. Todo
esto se está viendo afectado por una apertura que es consecuencia de conocer
cómo funciona el resto del planeta. Lo cual hace que esta investigación esté
muy viva, y Lake consigue transmitir esa intensidad de lo vivo a cada una de
las páginas de este magnífico libro. Nos habla de otro mundo, de otro
patriarcado, pero nos habla del patriarcado, de acervo popular y de
superstición.
Mientras tanto va desplegando un estudio de la
demografía y la sociología del país. Pero lo que más importa del libro, a
nuestro juicio, es la manera en que Lake aborda el tema, consiguiendo mostrarnos
la situación de sus amigas sin que tengamos la impresión de que los prejuicios
de la autora, que deberían ser similares a los nuestros, interfieran en ningún
momento. Hay sorpresa, pero no censura. Al fin y al cabo, lo que para ella es extraño,
para otros es convencional. En buena medida, todo se trata de mantener bajo
control la ubicación como periodista, y dejar que sea el lector quien llega a conclusiones.
La única implicación que viene de su mano es la que se refiere a la amistad, a
que le resultaría imposible no tomar partido por sus amigas si se viera en la
tesitura de tener que tomar partido. Pero esas situaciones no se dan, porque
sabe mantener la calma del observador atento, porque sabe cuál es la ubicación que
le corresponde como testigo en un país en el que los habitantes están buscando
su identidad. ¿Pero quién no está buscando su identidad? Reconocer esta
búsqueda en los demás debería aportar humildad, o al menos la serenidad y
entereza que Lake demuestra en este libro, en el que se impone el amor también
al lugar, pues considera que la sociedad china está en marcha, que se están
cerrando brechas de género y desafiando actitudes arraigadas.
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