La fortaleza
Meša Selimović
Traducción de Miguel Roán
Automática
Madrid, 2023
488 páginas
¿De qué color es la
oscuridad? Si fuera uniforme, no sucedería que a medida que uno va viviendo
fuera encontrándose con distintas versiones de la oscuridad. En lo oscuro, ya se
sabe, es donde resulta más probable toparse con el horror. Avanzamos a tientas,
porque ahí delante no hay nada, y ese es el espíritu que dio lugar a las
corrientes existencialistas, que están presentes en esta novela: «A menudo descubro mi incapacidad absoluta para comprender a
los demás. Lo que dicen no es lo que hacen, pero ¿es lo que piensan? Tal vez ni
ellos mismos lo sepan».
Estamos en Sarajevo, en
el siglo XVIII, una ciudad en la que se impone el imperio otomano, donde
conviven religión y alcohol y, sobre todo, donde se vive al rebufo de la
guerra. Nuestro protagonista, y sus contemporáneos, amigos, y su amada, viven
dentro del aura que deja a su paso el rastro de la guerra. Meša Selimović (Tuzla,
1910 – Belgrado, 1982) nos presenta un ambiente costumbrista y una familia
humilde, muy humilde, una pareja que vive en una única habitación, para mostrarnos
la distancia que separa el sueño de la realidad. Y es una distancia imposible
de recorrer. Es decir, si uno quiere alcanzar su sueño, por sencillo que sea,
aunque sea la supervivencia, se encontrará constantemente patinando en el barro
del día a día.
Los temas que va tratando
son siempre tan contundentes como la incapacidad para acostumbrarse a convivir con
la muerte, la duda de si a la hora de la verdad somos malvados o nos limitamos
a obrar mal poque somos desgraciados, la relación ineludible entre el dolor y
el destino, el momento de cuestionarse a uno mismo y su autoimagen, la
constante sorpresa que supone en nuestro ánimo las reacciones de los demás o la
valentía de ser o intentar ser honesto. Estamos, una vez más, en un teatro de lo
absurdo, pero en el que el absurdo se aleja del humor a grandes zancadas. Estamos
en una sociedad presa del malestar que generan la cárcel de la tradición o de
las imposiciones religiosas, de las jerarquías sociales que consiguen castrar a
los individuos. En ese líquido nada nuestro protagonista, un hombre sin trabajo
empeñado en abrirse camino al amparo de su mujer, con la que vive una constante
historia de amor y desamor a cuenta de la pobreza.
«¿No había bien sin violencia?», se preguntará. La novela está repleta
de frases geniales, casi aforismos. Pero Meša Selimović no pretende ser un
autor que destaque sólo por el ingenio, por deslumbrarnos con grandes fogonazos.
En la distancia más larga va creando una denuncia, sostenida por una estructura
muy sencilla, un encadenamiento de sucesos, a través de un protagonista al que,
maldición, no dejan de sucederle cosas, avatares que tienen un efecto
acumulativo. A medida que avanzamos en la lectura, vamos deseando que algo
interrumpa, por salvación o desgracia, este devenir, esta lucha entre el
individuo y el mundo, en la que si pretendes ganar debes apostar por el mundo.
La meta de nuestro hombre
sigue siendo el bien: «Que Dios te perdone, hombre decente,
a quien la gente no le permitía serlo: cumpliste con tu deber, aunque fuera
muerto de miedo (…). Le contaría a Tijana la extraña historia de aquel que se
convirtió en héroe por el miedo y por un sentido de honor nacidos de la vergüenza». En un mundo estúpido, en un mundo en involución, en un
mundo estratificado y cimentado sobre la maldad, el miedo parece venir a
explicar casi todo, incluido, para nuestra sorpresa, el heroísmo de intentar
ser buena gente. Este enunciado expresa algo que se nos antoja inviable, es una
aporía, y sobre esa idea tan inquietante se construye esta magnífica novela.
Fuente: Zenda
No hay comentarios:
Publicar un comentario