La fiebre del heno
Stanislaw
Lem
Traducción
de Pilar Giralt y Jadwiga Maurizio
Impedimenta
Madrid,
2018
220
páginas
Cuando
se han agotado los recursos y el caso ya no se puede resolver por medio de lo
que es propio de este mundo, hay que recurrir a un especialista en otros
planetas. Por ejemplo, a un astronauta. Aunque su presencia en Roma no termine
de tener un certificado de comisario o detective, su labor es la de colaborar
en una investigación. Pero ¿qué puede saber un hombre que siempre ha estado más
pendiente de la luna sobre asesinatos organizados en la ciudad más emblemática
por criterios históricos? El aspecto es el que tendría un asesino en serie,
pues en algún punto confluyen los muertos. Por ejemplo, la calvicie. Eso
supone, claro está, que todos son varones. Sin embargo, nada tienen que ver sus
trabajos, sus estratos sociales o sus familias y amigos. De obedecer a una
pauta, no aparece escrita en los manuales de la policía. Se empeñarán en buscar
la solución, pero tendrán que recurrir a alguien que aterrice desde fuera para
intentar engañar a la realidad. Solo así se resolverá este caso que, por esas
razones, en ciencia ficción. Por esas y por motivos que tienen que ver con la química
y que poco a poco se irán desvelando, hasta llegar a un final que nos sorprende
como un payaso que salta de la caja mágica. Uno se espera que la relación solo
pueda ser un absurdo, pero no esa casualidad.
Mientras
tanto, gran parte de la novela tiene forma de diálogos en los que uno de los
conversadores, el contertulio del astronauta, expone en largas diatribas lo que
conoce o las hipótesis que han barajado. Sin darnos cuenta, lo que hemos ido
descubriendo es cómo se ha construido el arquetipo que tenemos de la sociedad
italiana. Y más en concreto el del hombre italiano. No lo llamaremos Latin Lover o algo parecido, pero la
importancia que se le da a la imagen, cierta vanidad, el galanteo, la logística
necesaria para conquistar tanto los corazones como los comercios, es el tema
que atrae a Lem a la hora de construir este libro que no sabríamos catalogar.
Hay ciencia ficción, pero tiene fines de novela negra. Sin embargo nos presenta
un aspecto de realismo social y la estructura es un tanto teatral. Una obra
extraña. Uno de esos libros que tal vez Lem escribió como descanso, casi como
una broma. Pero reírse es necesario.
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