domingo, 7 de enero de 2018

«Luz en las grietas», que el dolor no lastre tu vida

LIBROS

«Luz en las grietas», que el dolor no lastre tu vida

Conmovedor relato de Ricardo Martínez Llorca, apegado a sus pasiones (el montañismo, los viajes) para superar una grave deformación cardíaca




JAVIER JAYME@ABC_Cultural
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«Nací con el corazón hipertrofiado (…) varios segundos más tarde lloré. Apenas fue un soplo de renacuajo. El suficiente como para que entrara algo de aire en las minúsculas esponjas que tenía por pulmones (…) y ese soplo me permitió elegir. Elegí vivir, y el que elige vivir, vive». Estas frases, entresacadas de Luz en las grietas, condensan el leitmotiv de esta obra de Ricardo Martínez Llorca(Salamanca, 1966), galardonada con el premio Desnivel de literatura.
El libro, de corte autobiográfico, indaga en una trayectoria existencial –infancia, juventud y madurez- lastrada por una deformación cardíaca congénita. La narración, sostenida por una prosa franca y vibrante, avanza en forma de monólogo interior, de un mosaico de pensamientos y emociones mezclados al voleo, tal como vienen a la imaginación, estilo cuyo ascendiente no lejano podemos rastrear en Virginia Woolf y en Thomas Mann. Dentro de dicho mosaico destacan dos motivos: el del apego del escritor al montañismo y el de su recurrente desolación por la pérdida del hermano menor, fallecido trágicamente durante una escalada en los Alpes. Junto a ambos, a escala más reducida, aparecen su entusiasmo por los grandes viajes y su devoción a la literatura.
El autor escribe constreñido por la urgencia de quien siente que su fin está próximo. Decía Proust, refiriéndose al propósito de En busca del tiempo perdido, que «lo que se trata de hacer salir, mediante la memoria, son nuestros sentimientos, nuestras pasiones». Martínez Llorca, al escudriñar en su propio tiempo pasado, abunda en tal procedimiento y tal propósito. Y al hacerlo se reconcilia con sus carencias, aseverando voluntariosamente que «a pesar del dolor (…), de que tras cada visita a un médico descubría que mis grietas aumentaban (…), seguiré intentando afinar el violín para interpretar un solo que cubra con algo de luz todas esas grietas».

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