jueves, 16 de marzo de 2017

Carta abierta sobre LUZ EN LAS GRIETAS

Extractos de una carta abierta sobre LUZ EN LAS GRIETAS

Este sábado, demasiado pachucho para hacer nada más, pero con la cabeza despejada afortunadamente, lo cogí por la mañana y no lo solté hasta acabarlo. Ya había leído muchas cosas que me habías pasado, pero el conjunto es un monumento. Como me sucede con otras cosas tuyas, me hace sacudir la cabeza diciéndome “Tú nunca podrás llegar a esto”, pero hay algo que lo pone aparte de todo lo demás. Ese “algo” es el resultado desmedido de tu talento y tu corazón, en sentido literal y literario. He subrayado mucho y los ojos se me han inundado de lágrimas más de una vez…



Pienso en la insignificancia de mi último libro, tan desdolido, y los problemas que me ha supuesto con mi padre, de los que tú fuiste testigo en la presentación de Salamanca. Imagino lo que este libro puede haber supuesto en tus relaciones familiares. Imagino la dureza de escribir muchas partes, el dolor de sacarte del pecho ese corazón maltrecho tuyo y ponerlo encima de la mesa. El resultado debería ser en sí mismo al menos un consuelo...

 Es otro demoledor viaje a la soledad...

No sé por qué te cuento esto: quizá porque, a pesar de la impotencia de la literatura en un sentido absoluto, de la que tú hablas, hay que reconocerle también pequeñas victorias. Vuestros libros son vindicaciones literarias. A mí me han reconciliado con la función y la necesidad de la “cosa” de escribir y publicar, sobre todo el tuyo. Me ha hecho sentir, más que cualquier compasión, orgullo.
Tengo que ir a Salamanca un día de estos y te llamaré, a ver si podemos comentar el libro delante de un café, aunque sea descafeinado. Mientras tanto, cuídate mucho. Te necesitamos, todos: tu familia, la ciudad, yo, la literatura… Diría el país y la humanidad si no me diera un poco de miedo a…ofender tu humildad. Cuídate mucho, de verdad, y dura

J.

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