Fármaco
Almudena Sánchez
Random House
Barcelona, 2021
183 páginas
La obra está escrita
sobre la marcha, pero con un grado de meditación que se ajusta a las
intenciones de la misma: dar fe del mal y compartirlo como quien practica un
exorcismo que puede ayudar a otros. Es, posiblemente, la parte terapéutica de
la sanación, como lo son siempre las confesiones: “La ciencia informa: son
carencias emocionales no verbalizadas”. Se impone, pues, la verbalización para
recuperar terreno. El libro es una demostración de amor a la literatura, porque
nos presenta su función de rescate. De ahí, también, la serie de referencias
que acuden a apoyar a los fármacos, como el libro de William Styron, por
ejemplo, Esa visible oscuridad. Y para certificar que el tema de la
depresión debería ser el de la vida, Almudena Sánchez la arrima al suicidio y
al intento de suicidio, a las ganas de dejar de vivir. Tal vez uno eche de
menos otras lecturas, como Levantar la mano contra uno mismo, de Jean Améry,
pero esto pertenece al orgullo lector. Fármaco es una obra con vida
propia, una pregunta acerca de qué hay más allá de la desolación, si es que es
desolación lo que escribe, pues por momentos uno intuye destellos de humor. Y
el humor bien aplicado pertenece a las medicinas que cauterizan.
Como no puede ser menos
Almudena Sánchez afronta el pasado y, sobre todo, la infancia. Lo terrible, en
este ámbito, suele ser el peso de la presión de tener que considerar que nuestra
infancia fue feliz: “Que no habrá psicotrópico que me devuelva la explosión de
la niñez”, suplica la autora. Y esa es una de las obsesiones que giran en remolinos
dentro de la cabeza, una de las que nos construyen como seres disconformes y
expuestos a la depresión, que es un mal que se instala en el cerebro, pero, no
hay que olvidarlo, nosotros somos cuerpo. De ahí esos trastornos somatomorfos
de los que habla Almudena Sánchez, pues uno se suicida con todo el cuerpo. De
ahí la precisión de esta obra que trata sobre la alteración, pero que bajo
presión consigue sacar lo más reflexivo de uno y confiar, compartiendo la confianza,
en que cuando uno supera lo insuperable sin duda se vuelve mejor persona.
No hay comentarios:
Publicar un comentario