El canto de las
montañas
Nguyên Phan Quê Mai
Traducción de Carmen Francí
Ventosa
AdN
Madrid, 2021
390 páginas
“Durante en transcurso de la guerra, las historias de la abuela nos mantuvieron vivas a mí y a mis esperanzas. Me di cuenta de que el mundo era injusto y que tenía que devolver a la abuela a su pueblo para buscar justicia, incluso venganza.”
Ahí está la figura de los
abuelos para contrarrestar el malestar, pero también la figura de una
reparación en la que la venganza podría sustituir a la justicia, cuyo asunto
sigue siendo la armonía, si no logramos la mejor de las opciones. Las narradoras,
dos mujeres de la misma familia que cuentan la vida del lugar y de los suyos en
diferentes momentos, hablan directamente al lector a través de la figuración de
hablar a un familiar. En realidad, se están dirigiendo a las generaciones que
fueron y a las que están comenzando a ser. En realidad, la novela es un
registro de la historia de Vietnam en el siglo XX, al menos un registro de lo
que le ha sucedido a las personas, al individuo, a las almas. Por momentos se
nos antoja un tanto administrativo, pues la autora elige enunciar en lugar de mancharse
las manos con las descripciones; pero el motivo es que debe dejar paso a los
sucesos, que no cesan de acontecer en cascada, sin descanso, afectados por los
movimientos y las convulsiones que sufre el país. En este sentido, podríamos
decir que estamos frente a una novela histórica: cada acontecimiento afecta a
los personajes, seres agarrados a una tabla de náufrago en plena tormenta.
Constantemente, se nos recuerda lo diminutos que somos.
La novela está estructurada
de forma pendular -entre el momento de la lucha por la identidad y la resaca de
una guerra salvaje que terminó en un régimen comunista- y funciona como un
libro de texto en el que se nos narra lo que no debemos olvidar, pero con lo
que debemos reconciliarnos. Hay una dualidad de planteamiento de fondo: por un
lado se lamenta del paraíso perdido, de las infancias, de lo hermoso que pudo
ser vivir; y por otro, muestra una suerte extraña de spleen, de bilis
negra, por tener que plantearse, sí, que bonito fue todo durante este paseo por
el tiempo. La búsqueda de sosiego puede llevarnos incluso a un refugio que se
llama La casa de la pradera. En realidad, se trata de una novela sobre
la locura y sobre la lucha contra la locura, que es uno de los grandes temas de
la narrativa mundial, al menos desde Conrad.
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