Extracto de la reseña de MI DEUDA CON EL PARAÍSO que publica QUIMERA en el número de noviembre:
... la realidad del alpinismo y de los demás deportes al aire libre, las
experiencias bravas en el mar, en los rincones recónditos del planeta, lejos de
nuestra zona de confort, se limita a ser una respuesta tópica a la noticia:
están locos. Porque únicamente es noticia cuando alguno de ellos fallece. A la
hora de la verdad, las estadísticas demuestran que es más peligroso ponerse los
pantalones que la escalada.
Ricardo Martínez Llorca (Salamanca, 1966) nos recuerda, a través de su
nueva obra, que antes de que existiera el cine la gente vivía la aventura a
través del relato oral. Mi deuda con el paraíso no es una novela histórica, no
es una novela de montaña o exploración, no es una novela romántica ni
geográfica. Es una extraordinaria mezcla de todo eso, es una novela de
aventuras, como lo son las de Stevenson...
Martínez Llorca trata a sus personajes con el cariño con que los
trataba, por ejemplo, Alejandro Dumas, el padre. Pero no es ni Stevenson ni
Dumas. Es una voz que se asemeja más a la de su admirado Conrad. De alguna
manera, Martínez Llorca está construyendo un proyecto literario semejante al de
su maestro, sustituyendo el mar por la montaña o, para ser exactos, por el aire
libre.
Por entre las páginas habitan, pues la novela está llena de vida,
Nansen, T.E. Lawrence, Robert Scott, Peary, etc. Y también está la amistad...
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