Salsa
Clara
Obligado
Entreambos
Barcelona,
2018
235
páginas
“Nada
de comprometer los sentimientos: aflojar la tensión, expandir los pulmones,
estirar los músculos, las vértebras, liberarse de la agresividad acumulada
durante semanas, durante meses, durante siglos”. Claro que el narrador se
refiere al sexo, pero igualmente serviría para cualquier otra tentación, para
los siete pecados capitales. Muchos de ellos reflejados en un baile sensual,
como lo son los que vienen del Caribe. Ese es el nexo de este libro de
historias cruzadas en el que la fragmentación se compensa con la música, con el
cuidado que se pone en el sonido de las palabras. El baile es el factor común
en una ciudad, Madrid, de la que conocemos su parte más cosmopolita. Los
protagonistas vienen de Guinea y se hacen pasar por cubanos, o de Argentina y
su terapia es la huida y la escritura para salir del mazazo de la infidelidad
del marido, o de Venezuela y se hacen llamar Jamaica, o de Grecia, la República
Checa o son de origen judíos y polacos. Entre ellos, flota algún nacional en un
mundo que se reúne en un bar nocturno donde se imparten clases de salsa.
El
tema del libro podría ser el mestizaje. Sin embargo, tal y como lo leemos la
sensación que da es que este es más una brega que algo actual. O está todavía
sin brotar o resulta que seguimos sin hallar la fórmula que nos permita mezclar
el agua y el aceite. Que un bebé nazca blanco, cuando la madre ha mantenido
relaciones con más de una persona, es un alivio. Al menos es un alivio social.
Se evitará tener que responder a preguntas, la incomodidad de las presiones de
las miradas. Que la madre y la hija deseen a la misma persona, es algo que debe
llevarse en las sombras. Al igual que en estos dos ejemplos, todo en el libro
hace referencia al sexo, sin exponer el sexo de manera explícita. Porque no
existen relaciones sin esa tensión. Porque todo el mundo, y algunos de manera
concluyente, sobre todo a partir de cierta edad, quieren resultar atractivos. Y
el atractivo se puede conseguir mediante cirugía, la risa o saber bailar salsa,
unos movimientos que prenden fuego en el compañero de baile.
Aunque
el local nocturno en el que se reúnen representa, por otra parte, cierta
decadencia. La mayor parte de esta novela coral sucede fuera de él y dentro de
la cabeza de cada uno de los protagonistas, saltando de uno a otro en un juego
que propone al lector una actividad semejante a componer un puzle con piezas
del tiempo. Así, durante la primera mitad del libro Clara Obligado pone las
piezas sobre el tablero, antes de narrar su pasado. Es entonces cuando
conocemos los submundos de los que proceden, de los que no pueden desprenderse,
esos que los condicionan tanto como para no ser dueños de su propio destino.
Será esa sucesión de decisiones las que nos mantengan atentos durante la
lectura, unas decisiones que bien podrían ser las que están tomando, ahora
mismo, nuestros amigos.
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