Enseñar pensamiento
crítico
bell hooks
Traducción de Víctor
Sabaté
Rayo Verde
Barcelona, 2022
227 páginas
Lo más subversivo vuelve
a ser la sensatez. Sobre la superficie del mundo ha impuesto su modo de vida un
tipo temperamental, en el que se reconoce con demasiada frecuencia a los
antecesores del Sapiens en el camino de la evolución. No sobra ninguna
de las voces que nos recuerda que la sabiduría está ligada a la compasión, que
no sobran los momentos en que sentimos los sentimientos del otro con idéntica
intensidad a como sentimos los propios. ¿Cuál es el secreto del cultivo de la
compasión y del cultivo, en consecuencia, de la sabiduría? “En nuestro interior
habitan dos lobos”, dicen que rezaba el viejo indio a su nieto, “uno lucha por
ser bueno en la vida y el otro pretende hacer daño. ¿Y cuál es el que triunfa?,
le preguntará su nieto. Aquél al que alimentas, fue la respuesta del anciano”.
Así pues, la compasión, la sabiduría, la honestidad, son virtudes que requieren
entrenamiento. Uno puede sentir cualquier primer impulso, incluido el del
miedo, que es el que con más frecuencia nos lleva a ser malas personas, pero también
puede negarse a alimentarlo. No hay ejemplo más relevante para explicarnos, que
no consentir abusos de poder.
Esta es la filosofía que
se trasluce de los ensayos de bell hooks (Kentucky, 1952-2021), muchos de ellos
centrados en su oficio, que es la educación. Ahora nos llegan estos treinta y
dos apuntes gestados a partir de centros de interés que no conviene olvidar:
autoestima, espiritualidad, humor, tristeza, sexo, imaginación, amor y los
asuntos que la llevaron a ser una rebelde que se expresaba con tanta sensatez, la
lucha contra la discriminación de género, de clase, de raza. Hooks consagro su vida
a bregar contra la costumbre de abusar de posiciones de poder. Frente al abuso,
el respeto. Y frente a la costumbre, a eso que damos por supuesto, a los
paradigmas ya instalados que tenemos por inamovibles, por buenos, el
conocimiento, la diversidad, la voz propia, el individuo. Todo lo que surja a
partir de un pensamiento autónomo, sobre el que nos pretende guiar, sobre el
que nos traza rutas para alimentarlo. Se conoce como pedagogía de compromiso a
estas formas de exploración, que practican docentes preocupados por la
integración de la reflexión junto al aprendizaje de contenidos. Se trata de
conseguir que los estudiantes crezcan y se autorrealicen. Y para ello propone
el diálogo. Frente a la monotonía del discurso, que impone, la propuesta del
pensamiento crítico, de la imaginación, el aprendizaje activo que demuestre que
todos podemos estar en lo cierto al mismo tiempo, que todos podemos tener algo
relevante que decir, si atravesamos con inteligencia, e inteligencia emocional,
el paso de los días.
Denuncia que en las
instituciones educativas nos enfrentamos a embestidas de un pensamiento sesgado
dominador, para proponer que las mentes se centren en la libertad, que aprendan
a transgredir y transformar, y esas virtudes también se enseñan. Vuelve con
frecuencia a los valores de la conversación, a los valores de preguntar, y
reclama un lenguaje de comunidad, pues no es tan sencillo darse cuenta de que utilizando
las mismas palabras, en realidad no hablamos el mismo idioma. Reclama que el
profesor esté dispuesto a descubrir a los estudiantes para encender la pasión
por aprender. Y se muestra en contra de la competencia, que nos deshumaniza y
que a fecha de hoy figura como encabezamiento en todos los programas escolares:
“La competición en el aula nos afecta negativamente a todos. Reduce el aprendizaje
a un mero espectáculo, hace que algunos estudiantes se conviertan en
observadores pasivos mientras otros dominan la discusión en clase”. Frente a
ello, aboga por valorar la inteligencia emocional para prepararse a la hora de
usar con habilidad las emociones en clase.
No se trata de un ensayo
rabioso, pero sí pasional. Estamos frente a una declaración de amor por un
oficio que representa, tal vez, la mejor virtud del ser humano, que surge de la
posibilidad de entregarse a algo por un motivo que, a falta de una palabra
menos afectada, llamaremos amor. Así enseñaremos a los estudiantes a lidiar
con los conflictos, con las diferencias
de pensamiento; les enseñaremos que es posible aprender en entornos educativos
marcados por la diversidad, les enseñaremos a enfrentarse al mundo real.
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