África
redonda
Xavier
Aldekoa
Península
Barcelona,
2025
261
páginas
Fue
Rafael Azcona quien dijo que vivir es desayunar. Para mucha gente, ese desayuno
solo supone una vida completa si mientras tanto puede charlar sobre fútbol.
Habría que revisar los afanes, incluidos también los propios del mundo
intelectual, que con frecuencia apartan estas charlas de sus prioridades por
banales, por intrascendentes, por insignificantes. Ningún gol de chilena va a
salvar el mundo ni mejorar los razonamientos. Sin embargo, vivir no es
únicamente desayunar, por mucho que se empeñe el bueno de Azcona. En realidad,
no se vive si no se comparte, y compartir supone que esa charla, sobre lo que
sea, suceda con gente con la que merece la pena pasar el rato, y no
necesariamente con quien nos va a llenar la cabeza de contundente erudición.
Ahí radica la importancia de la cháchara sobre fútbol. Ahí y también en concebir
que esta pertenece a la gente, a las personas que pueblan sobre la piel de la
tierra cubriéndola de lucha y de amor. Lo supo entender muy bien Eduardo
Galeano, cuyo espíritu recoge ahora un cronista como Xavier Aldekoa (Barcelona,
1981).
Tanto
Galeano como Aldekoa nos demuestran, a través del fútbol, de qué lado están: de
los que sufren la historia, por seguir la expresión que utilizó Camus. África
redonda recopila artículos escritos por el periodista barcelonés, autor de algunas
de las mejores páginas que nos han transportado por este continente en los
últimos años: Quijote en el Congo, Hijos del Nilo, Océano África, Indestructibles.
Enamorado de ese continente, Aldekoa nos demuestra que viajar no es conocer
lugares, sino conocer a través de encuentros. Y el fútbol, incluido su entusiasmo
por el F.C. Barcelona, le sirve para romper barreras, abrir voluntades, intimar
y dar pie a lo que supone vivir, que es, lo hemos explicado antes, la
convivencia. Como cabe suponer, los lugares a los que nos lleva Aldekoa, en los
que habitan estas personas de vida tan intensa, no son cómodos, pero poseen
todos los enigmas, todas las pasiones, todas las luchas. Vivir también es
luchar, y vivir sin sentir pasión es amortiguar la vida.
Este
libro no se debe leer pensando en términos literarios. En realidad, es una de
esas obras que se han ido construyendo a lo largo de muchos años y que nos
llevan a cuestionarnos nuestra propia existencia, el camino que hemos diseñado.
Dan ganas de volver a empezar y escoger una ruta más semejante a la del autor, poder
compartir todo esto, hacer que estas vidas no sean solo palabras escritas. La
mayor virtud de África redonda es que una vez hemos cerrado el libro,
nos quedamos preguntado si nuestra vida no será un artefacto de juguete, algo
que es casi más una imitación que una realidad, ese tipo de sueños que comulgan
mucho con la mentira. Por suerte, podemos volver a leer las crónicas de
Aldekoa, para compartir, aunque sea meramente en lectura, esos trozos de pura
vida.
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