Al final, asuntos de
vida o muerte
Henry Marsh
Traducción de Eduardo Hojman
Salamandra
Barcelona, 2023
270 páginas
«Ya no tengo la excusa del artesano que, después de detectar
todas las fallas en lo que ha hecho, aunque sean invisibles para los demás,
puede prometer que lo hará mejor la próxima vez».
En este libro hay muchos
ecos de despedida, y esa resonancia hacen de él una maravillosa pieza de
sensibilidad y destreza a la hora de sortear los últimos días. El resultado es
conmovedor. Henry Marsh (Oxford, 1950) es un neurocirujano al que descubren, a
los setenta años, una enfermedad que es frecuente, y que suele suponer la
consciencia de que uno está al final de sus días. Los tratamientos te harán
mejorar, pero nadie se libra de un cáncer de próstata de forma perenne. Sera
hora de hacer balance y lo que consigue, al expresarlo, es compartir. Compartir
una experiencia como ésta sin caer en excesos sentimentales es todo un reto, un
gran ejercicio literario, del que Marsh sale dándonos una lección que de vez en
cuando nos viene bien recordar: todo arte debe estar vinculado a lo más sentido
de la vida, no al onanismo artístico.
Para llegar allí, Marsh
se vale de su saber como científico, descubriéndonos verdades acerca de la
medicina y sus tratamientos, así como de los métodos de diagnóstico. Nos habla
con eficacia cuando se refiere a ello y sentimos que estamos ante un buen
profesor. Y también comenta mucho sobre su pasado, del cual ha ido filtrando lo
imprescindible, mostrándose a sí mismo como una persona imperfecta y vulnerable,
y ahora como un anciano sereno, pero con las cualidades necesarias como para
encariñarse con él. Y éstas consisten en la pasión por sus nietas o el reposo
que uno termina buscando al final de sus días, tras haber sido un tipo
colaborador y entregado. Las sinapsis con que está trenzado el libro son
sorprendentes, recurriendo de forma alterna a lo humano y a lo divino: en este
planeta, y dentro de nuestros cuerpos, todo está encajado. Puede que sea un
hombre materialista, pero es un hombre estupendo, una persona con alma que
piensa que el alma está en las conexiones neuronales.
Marsh se cuestiona cómo
de saludables son las construcciones de tratamientos médicos que hemos ido creando,
mientras se siente un privilegiado por estar, por fin, al otro lado. Nos habla
como médico y como paciente, y como médico que debería haber empatizado con los
pacientes mucho más, o así cree él que debería haber sido, y como paciente que
se enfrenta a los médicos con empatía. El lector sabe que está frente a un
ejercicio del yo en el que lo que importa es lo universal que puede haber en
ese yo, que es muy especial. En ese sentido, uno tiene la impresión de que es
posible escribir una elegía digna y suave sobre uno mismo, cuando la vida aprieta
y le exige responder ante ella, hacer balance, explicar que todo mereció la
pena y que merecerán la pena los últimos días. En realidad, Al final,
asuntos de vida o muerte es uno de los mejores libros que hemos leídos
acerca de envejecer. La ciencia y los sentimientos están al servicio de lo que
más merece la pena en esta vida, que es querer y ser querido. Poner cualquier
otro proyecto por delante de éste será una patología, será cultivar el mal.
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