Generación quemada
Antología de autores norteamericanos
Traducción
de José Luis López Muñoz
Siruela
Madrid,
2.005
283
páginas
20
euros
Respirando la fatiga
Tal vez el epílogo de este libro, escrito por Zadie Smith,
deba ser lo primero en leerse. La escritora británica saca a estas narraciones
su mejor jugo, es capaz de interpretarlas como si se tratara de la obra de un
solo autor, es decir, como si la fatiga que respiran los escritores
norteamericanos de una generación que publicó sus relatos entre 1.999 y 2.002
condicionara su existencia, hasta el punto de unificar su literatura bajo un
mismo espíritu. Sin entrometerse en análisis literarios formales, Zadie Smith
comenta, valora y explora la forma en que ellos se sienten perdidos formando un
coro melancólico, y el entusiasmo con el que escriben dando paso a personajes
más apagados e inseguros, menos optimistas de los que crearon las generaciones
que los precedieron. Cataloga su
elocuencia como algo semejante a la pasión por la muerte de la autenticidad.
Encuentra una tendencia común hacia lo caprichoso y en ocasiones extravagante,
dado que su mayor pretensión es la de contarnos una historia, sin importar la
cantidad de surrealismo implícito. E incluso comenta la persecución de la
metáfora, pero no tanto de la misma como juego verbal, como recurso descriptivo
o lírico, sino de la metáfora temática; de hecho, algunos de los relatos sólo
pueden recibir una valoración positiva si se les afronta desde una lectura
metafórica, pues se trata de enseñar los dientes de la vida a los hombres
supuestamente felices.
En lo que no se entretiene Zadie Smith es en
calibrar la calidad de los relatos. No es esta si misión, pero sí la del
lector, una tarea para la que resulta de excelente ayuda haber comprendido
previamente las taras y principios desde los que se parten. De ahí que el
epílogo acaso debería haber sido un prólogo. Generación quemada (o Los
niños quemados de América, si traducimos literalmente el título en inglés)
reúne, bajo un epígrafe prestado del relato de David Foster Wallace (Encarnación de una generación quemada),
tanto a escritores ya bien conocidos y divulgados con éxito en nuestro país
–Jeffrey Eugenides, Rick Moody, Jonathan Lethem, Jonathan Safran Foer, el
propio Foster Wallace- como a gente que si bien ha sido publicada, resulta un
tanto desconocida –Sam Lipsyte, Arthur Bradford, Ken Kalfus, Amanda Davis-. El
resultado es un tanto desigual. La antología comienza con un excelente relato
de George Saunders, irónico, en forma epistolar, la respuesta de un
departamento de atención al cliente ante la protesta de una madre por la
calidad de un extrañísimo producto. Y el libro se cierra con los cuentos de
Rick Moody y de Jonathan Safran Foer, a mi juicio, junto al de Saunders, los
mejores del conjunto: el de Moody, el más denso, siguiendo a un clip o a la
sangre transferida, trata sobre el vagar sin rumbo que es la existencia, y el
de Safran Foer nos presenta, en formato experimental, una interpretación de los
silencios que se producen en las conversaciones en el seno de una familia de
afectados cardiacos.
La presencia de la enfermedad, el uso de un lenguaje
mínimal, heredero de la tradición de Carver, la familia como eje narrativo,
alguna táctica experimental para demostrarnos que los cuentos no tienen que ser
redondos, el desfile de tipos tocados del ala con pseudopatologías, o las
mutilaciones físicas y morales, son algunas de las constantes de la escritura
de estos autores. No cabe duda de que se pretende hablar de un mundo que se
desmorona. Y la tristeza que comenta Zadie Smith proviene de la textura de
resignación con que se produce la denuncia.
Fuente: Tribuna/Culturas
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