Cuentos
completos
Joseph
Roth
Traducción
de Alberto Gordo
Páginas
de espuma
Madrid,
2024
380
páginas
La
victoria consiste en seguir vivos, pero eso no evita que uno piense, con
frecuencia: voy a rebelarme, tengo que rebelarme, no puedo consentir que me
sigan machacando, tengo que luchar. Ese carácter está detrás de buena parte de
la obra de Joseph Roth (Brody, imperio austrohúngaro, 1894 – París, 1939), que
se reproduce en esta recopilación de cuentos que edita Páginas de espuma. Cabe
decir que durante la lectura uno tiene la impresión de estar leyendo la obra breve
de alguien que tiene la cabeza configurada para escribir novelas. De hecho, los
primeros relatos dan la sensación de ser proyectos de algo más largo, apuntes
sobre los que edificar, dado que en pocas páginas trata de abarcar la biografía
entera de un personaje. Y ya sabemos que si en esta biografía hay conflicto,
existe ese tengo que rebelarme, el juego literario puede extenderse.
Pero a medida que avanzamos nos damos cuenta de cómo se va forjando la esencia
de una obra breve, hasta tener una consistencia potente, como sucede en la
pieza más famosa del volumen, La leyenda del santo bebedor, la historia
de ese vagabundo cuyo alcoholismo no le permite conseguir devolver una deuda.
Lo
que no cesa desde el principio es su interés por seres que podrían aparecer en cualquier
lugar de las ciudades, construcciones propias de alguien cuya principal
cualidad es la observación. El realismo que impone Roth a su obra es el realismo
que retrata la infelicidad; la imaginación, que es mucha, de nuestro autor está
a disposición de explicarnos todo lo que cuesta vivir. Para ello se va
deteniendo en las facetas de la vida y en los trozos de vida en que esta cambia,
aunque a nosotros nos encierra en esos cambios, en esa gestión de la
infelicidad. Lo que le importa es el retrato y, de hecho, hasta las
descripciones físicas están elaboradas en función del perfil psicológico del personaje,
indicen en él, nos explica un carácter.
Pero
los valores de este volumen no se quedan ahí. Nos descubre un mundo, el de la
Europa central de principios del siglo XX, tan condicionado por la Primera
Guerra Mundial, en el que sucede el aprendizaje que a él le marcará como
creador, que se asemeja al que expone uno de sus personajes en El triunfo de
la belleza: «Un demente no es peligroso porque pueda amenazar físicamente a
su entorno normal, sino porque destruye poco a poco la cordura de ese entorno.
En este mundo, la locura es mucho más fuerte que el sentido común, la maldad es
más poderosa que la bondad». Ese es el ambiente, esa es la atmósfera en la que
Roth, fiel a su estilo directo y sencillo, no se entretiene, sino que nos deja
respirarla a partir de los sucesos. El lirismo se deduce, no se enuncia. Pero
estos tienen lugar en un momento clave, en unas circunstancias que nos dejan incapacitados
para descubrir o intuir el futuro. Estos tienen lugar dentro de «los caprichos
antinaturales de la historia universal». En esa brega contra la naturaleza de
la historia se hallan los que van o regresan de la guerra, las mujeres que se
sienten solas, los vagabundos y los rechazados. El volumen lo cierran tres
piezas de no ficción, una carta y dos artículos, en los que el propio Roth da
cuenta de su intención literaria de retratar su época.
Leer
este volumen nos ayuda a entender mejor al genio que escribió La marcha
Radetzky o Job. Y también a reflexionar acerca de lo que significó
para la gente esa época clave en nuestra historia, de la que hemos heredado
buena parte de lo que nos construye.
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