Quijote en el Congo
Xavier Aldekoa
Península
Barcelona, 2023
350 páginas
Están las materias que
uno ama o ha amado, y están las sensaciones que se extienden sobre estas
materias y que al construirnos nos transforman en seres sentimentales. Dejamos
de ser bestias porque reconocemos que amamos y en la memoria reconocemos que
hemos amado. Ahí guardamos la inocencia perdida, las magdalenas y el placer de
la primera piel de la persona de la que nos enamoramos. Ahí están los viajes y
la esencia de los viajes, lo que nos hizo sentir viajeros, lo que nos llevó a
separarnos de los demás. Porque el viajero pretende, o lo logra sin
pretenderlo, separarse de la gente de su país de origen, al tiempo que no puede
evitar quedar separado de la gente del lugar al que acude.
En esta ocasión Xavier
Aldekoa (Barcelona, 1981) marcha al Congo con intención de recorrer el gran río
desde sus fuentes hasta su desembocadura. Y quiere hacerlo de la manera más semejante
a como lo hacen los habitantes de las regiones que atraviesa, a las bravas, tratando
de sufrir en los huesos los mismos dolores que sufren ellos. Serán semanas de
una travesía accidentada, por momentos peligrosa, que se nos relatará con el
punto exacto de riesgo como para que podamos dudar de los motivos por los que a
nosotros no se nos ha ocurrido emprender una empresa semejante. A todos nos
gustaría que nuestro amor además de en la arena de la playa o bajo los robles
del bosque, estuviera también en África, en la esencia de África.
Aldekoa nos relata el
viaje con reverencia hacia el lugar elegido, mientras lo que realmente descubre
es a las personas con las que coincide, tanto a los generosos como a los que sólo
pueden vivir presos de la codicia. Se demora en detalles, marcando el ritmo de
los acontecimientos sin que sobre una frase y sin que resulte un discurso
digresivo. Al contrario que la mayoría de los libros de viajes que circulan por
ahí, en este no nos entretendremos más de la cuenta con la documentación y las
historias vicarias; hay, sí, algún entrometimiento, detalles de historias,
actuaciones que vienen desde vidas prestadas, pero no se abusará de ellas. En
realidad, lo que pretende Aldekoa, que es transmitir las sugerencias
emocionales del viaje a partir de los hechos y las descripciones, se consigue de
manera sobresaliente.
A lo largo de esas
semanas, le acompañará una edición de El Quijote que, a juzgar por la redacción
de la aventura, apenas encontró tiempo para leer. Ha viajado parapetado tras la
mirada, al tiempo que compartía sus horas. Ha viajado actuando y observando,
intentando compatibilizar ese imposible de ser testigo y no ser intruso. A
nosotros nos llega la impresión de que ojalá hubiéramos estado allí, y eso es
mucho. Él está enamorado del lugar y de la gente, y a nosotros nos gustaría
disponer del valor para enamorarnos tanto como él.
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