Las
barreras de arena
Jean-Yves
Jouannais
Traducción
de José Ramón Monreal
Acantilado
Barcelona,
2025
171
páginas
Lo
único que puede existir más efímero que una modificación en la arena es una modificación
en el viento. El aire existirá siempre, como existirá siempre la arena. Así
pues, en algo parecen asemejarse, al menos mientras no intervenga el hombre, pues
al viento lo más que le podemos sacar es un poco de su arrebato para mover unas
palas, mientras que la arena nos sirve, y mucho, en la construcción. Para que
la construcción sea útil precisaremos de otros materiales a los que añadiremos
la arena, porque de lo contrario, una construcción de arena será efímera, en
ocasiones por culpa del viento, pero las más representativas a causa del agua,
a causa del mar. En la infancia nada hay tan entretenido como construir castillos
en la playa, en la zona donde sabemos que los devorará una ola en cuanto suba
la marea. Construirlos significa reconocer que parte de la diversión es el derribo.
Pero este sucede lenitivamente, no con explosiones. Así suele actuar la
erosión, esa es una buena costumbre de la naturaleza. A partir de esa
conciencia, Jean-Yves Jouannais (Montluçon, 1964) nos regala otro delicioso
ensayo, unos años más tarde, en el que nos devuelve el enamoramiento que
sentimos con El uso de las ruinas.
Volveremos
a reconocer la influencia de Borges, que es una categoría taxonómica en
literatura. Pero ahora añadiremos alguna más, como las de los historiadores
clásicos griegos y latinos, desde Heródoto a Tácito. E incluso en algún momento
puede aparecer Proust, añadiendo su carga de profundidad a la sensación de lo
efímero que transmiten los textos de Jouannais. Esta afirmación, esta
contradicción de términos, carga de profundidad y efímero, es la gasolina que
va cargando el motor con el que avanzamos en la lectura. El autor emprende una
investigación acerca de la historia de las construcciones bélicas, y ese
interés, que va sustituyendo en su biblioteca a las anteriores pasiones, sirve
para implicarse en una exploración de algo tan esencial como es el reconocimiento
del fin tras la necesidad del combate y de la defensa. Cabe una lectura
metafórica, aunque lo que se impone es el ensayo que explica su propia
construcción, el metaensayo, algo así como el relato que sustituye al ensayo
sin abandonar sus intenciones académicas ni divulgativas. Hay mucho de
conciencia literaria en un autor que no abandona su intención de aprender e
invitarnos a acompañarle en lo que va aprendiendo.
Jouannais
nos advierte, en algún momento, que la historia de la guerra no debe ser el
relato de aventuras al que nos acostumbraron. Detrás de cada saco de arena con
el que se construyó una barrera hay sudor humano. Aunque la lectura de este
ensayo a lo que más se va asemejando es a esa mezcla de ensayo y ficción que
practicó Borges, solo que en el caso del autor argentino la balanza se
inclinaba hacia la sorpresa de su propia imaginación, y en este caso lo que nos
sorprende es el descubrimiento, también imaginativo, de la realidad, si es que
la historia la podemos considerar realidad. Volvemos a estar frente a un libro
delicioso, a una de esas pequeñas joyas que nos llegan a cuentagotas cada año.
Una lectura muy recomendable.
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