viernes, 14 de febrero de 2025

HISTORIA NATURAL

 

Historia natural

Andrea Barrett

Traducción de Magdalena Palmer

Nórdica

Madrid, 2025

235 páginas

 

 


No es que queramos desvelar el final del último (y tal vez más importante) de los relatos que componen Historia natural, pero la propia Andrea Barret (Boston, 1954) nos facilita una buena pista sobre la intención, y el logro, de su literatura: «”¿Por qué?”, le preguntaba la gente (…) solo podía decir que no lo sabía (…). Que se había sentido sola en su antigua vida». Pero la soledad no acaba ahí: el personaje se ha sentido fagocitado, ha dudado sobre si pertenece a un grupo y ha temido pertenecer a él. Odia y ama su trabajo, porque le gusta la actividad, pero la aleja del mundo. Desprecia y necesita los halagos. No puede dejar de pasar por el mundo sin dejar cicatrices y sin llevarse algunas cicatrices puestas. Y luego están los cambios, que se nos imponen o que no llegan a suceder porque nos encabezonamos en permanecer, o que somos nosotros los que cambiamos, o no, o que lo único que cambia es la ciencia. No saber y pasar por el mundo dándonos cuenta, en definitiva, de que sí vamos aprendiendo. Así se manejan los personajes de estos relatos, que son figuraciones que pertenecen todos a un mismo grupo, a una misma familia y al entorno de esta familia. De hecho, se incluye, unos árboles genealógicos entrelazados a modo de apéndice para poder seguir los vínculos entre los personajes.

Barrett vuelve a utilizar voces de narradores tranquilos, a veces en primera persona, otras en tercera, para mostrarnos trozos de vida. No hay grandes fantasías ni enormes golpes de efecto, pero sí la afectación que nos puede provocar sentir que lo que estamos leyendo ha podido ser real, y como tal merece la pena contarse. Comienza por llevarnos a la época contemporánea de Darwin, lo cual no es una coincidencia en esta autora, aficionada a la historia natural, amante de la ciencia y la naturaleza. Y a medida que vamos avanzando cronológicamente, con cada relato, se la época queda como algo más que un decorado, es una condición. No se trata de que subyugue a los personajes, sino de que les centra en lo que atañe a la relación: van cambiando las inquietudes, van evolucionando las actividades, y tanto inquietudes como actividades están enfocadas al conocimiento, a las ganas de ampliar el mundo.

Estamos ante un elenco de personajes femeninos, muchas de ellas mujeres naturalistas, de origen más bien humilde. La intención de Barrett es una digna y serena reivindicación de mostrar que la historia no es lo que figura en los libros de texto, sino aquello que le ha ido sucediendo a las personas. Sí que el tiempo que nos toca vivir nos impone muchos sesgos, pero Barrett también nos habla sobre lo universal, aquello que se da entre las relaciones, entre los seres humanos y entre los seres humanos y el entorno natural, que ha sido, es y será universal. Uno se atrevería a decir que eterno si no es por que teme que la muerte de la historia natural del planeta esté en ciernes.

El libro se termina con el relato que da título al volumen, en el que comprobamos que lo que más posibilidades tiene de salvarnos, lo que nos hace humanos, sigue siendo la memoria. Y esta memoria es personal, por supuesto, pero también familiar. Andrea Barrett ha compuesto un bonito libro sobre los asuntos que más importan y menos histeria producen, lo cual es muy de agradecer en los tiempos que corren.

No hay comentarios:

Publicar un comentario