viernes, 28 de junio de 2024

LAS VOCES DE QUIMERA

 

Las voces de Quimera

Jofre Casanovas (editor)

Montesinos

Barcelona, 2024

614 páginas

 

 


Para aprender a estar en este planeta conviene prestar atención a cómo se han girado hacia él nuestros maestros. En buena medida, eso es lo que esperamos descubrir cuando leemos una entrevista a alguien que admiramos: «por favor, dime qué es lo que tengo que hacer para entender que puedo ser feliz en este mundo». Si su obra, su efecto, su paso por la superficie de la tierra nos ha ayudado, confiamos en que también nos ayude su saber estar. Esta selección de entrevistas que se publicaron en la revista Quimera en la década de los ochenta es un cubo de Rubik en el que se atiende no sólo a la literatura, sino también a proyectos vitales. Aunque debemos aclarar que en cada entrevista el protagonista se centra, mayormente, en una de las facetas de su vida: su creación literaria, su forma de ver el mundo, sus circunstancias vitales. Leídas cuarenta años después, siguen siendo, eso sí, reveladoras.

Quimera nace en noviembre de 1980 como una revista de fondo. No se trata tanto de atender a la actualidad como de atender a la literatura, que carece de caducidad. Miguel Riera, su fundador, en la entrevista que se le hace a modo de prólogo, califica esta etapa literaria como deslumbrante, por la irrupción de la literatura latinoamericana, por la divulgación de la gran literatura europea y por coincidir con un periodo, en España, de instauración democrática. Las entrevistas son extensas, fruto de encuentros en los que el entrevistador se puede entretener con el escritor, lo cual nos sorprende en esta época, en la que se busca el impacto de una opinión en pocos caracteres. Cabe destacar, también, que quienes llevan a cabo las entrevistas —Miguel Riera, Carme Riera, María Dolores Aguilera, Ciro Bianchi Ross, Luis H. Castellanos, Juan Francisco Martín Gil, Ubaldo de Casanova Todoli, Susana Camps, Ramón Freixas, Ana Rodríguez Fischer, Daniel Fernández, Alicia Giménez o Ana María Moix— demuestran conocer al dedillo la obra del autor entrevistado. En algunos casos puede no ser muy complejo, dado que se acercaron a él tras el éxito de alguna de sus primeras obras, que ocasionaron bastante impacto —Bernardo Atxaga, Antonio Muñoz Molina, Eduardo Mendoza—, pero esto se vuelve más valioso cuando se habla con autores muy consagrados: Susan Sontag, Thomas Bernhard, José Lezama Lima, Gonzalo Torrente Ballester. En total son cincuenta las aproximaciones que hacemos a escritores que, al echar la vista atrás, nos damos cuenta de todo lo que les hemos querido.

Pero al leerlas actualmente no es el cariño lo único que se impone: acudimos al recuerdo y reconocimiento de lo que nos ha formado. Nos ayudan a desvelar de dónde venimos, nos explicamos por qué hemos construido estas leyendas, y a qué se debe que necesitemos de que permanezcan con nosotros: hablamos de ideales, hablamos de creación, hablamos de comprensión, hablamos de esa paradoja que conlleva la coexistencia de la literatura con la vida, que nos orienta por tantos caminos. Da igual que estemos tratando de técnicas literarias o de poner el corazón al desnudo, lo que importa es conocer lo que les ha construido, que es lo que nos está construyendo a nosotros. Recuperar estas entrevistas es mucho más que un acierto editorial: antes hemos dicho que la literatura no caduca, a lo que debemos añadir su carácter universal. No se trata de competir por saber en qué país han crecido los mejores autores, sino de darnos cuenta de que su obra está ahí para todos. Por eso cuando se expresan en una entrevista, tienen en cuenta que hay mucha más gente detrás del entrevistador, de ahí que nos encante encontrar en ellos trozos de humanidad. Sólo cabe invitar a los lectores a enfrentarse a este volumen, que actualiza lo que no debería haberse escondido jamás.


Fuente: Zenda


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