miércoles, 5 de junio de 2024

TIERRA

 

Tierra

Alberto Torres Blandina

Candaya

Barcelona, 2024

720 páginas

 



Hay personas que viven hacia dentro y otras que viven hacia fuera. Esa misma dicotomía sucede en los procesos de creación: hay quien prefiere hurgar en su propia memoria y en sus sentimientos creyendo que son universales, y a veces consiguiendo que lo sean, y hay quien sale a conocer el mundo y su éxito consiste en conseguir que nos creamos que no lo está conociendo, sino creando. Hay lecturas que nos descubren lo que somos, una gota en el océano, y darnos cuenta de esa insignificancia es lo que nos lleva a valorar a los demás. Tierra es un ejercicio de empatía en el que participan tantos protagonistas que nos ayuda a ubicarnos en el mundo, aunque nos deja con la sensación de que nos gustaría acompañar más en las emociones a quienes aquí aparecen. Es un proyecto grande que da la sensación de ser el inicio de un gran proyecto. Alberto Torres Blandina (Valencia, 1976) ha abierto ventanas para recorrer el mundo a través de las figuras de personas que lo habitan en casi todas las regiones del planeta. Al mismo tiempo, ha organizado toda la información en una narración cronológica que describe los últimos sesenta años de memoria de la humanidad. Tierra es un mapamundi, pero también es un atlas cronológico.

Con frecuencia nos olvidamos que tras eso que llamamos historia están las historias que nos afectan: frente a las cifras y datos, frente a los nombres de los reyes y las guerras bautizadas, está la historia de las personas, gente que podríamos ser nosotros, en definitiva, está la humanidad. Hacia ahí apunta Torres Blandina en este proyecto que es, digámoslo sin tardanza, uno de los más interesantes que ha dado la narrativa española en las últimas décadas. Nuestro autor lo irá explicando, deteniéndose de vez en cuando para hablar sobre la construcción de la obra, sobre su trabajo de investigación y contacto, y sobre su forma de organizar los testimonios, interrumpiendo así la cascada de sucesos y los viajes extraordinarios a los que nos somete. Ha localizado a perdedores a lo largo de toda la geografía, pero no son perdedores cualesquiera: son perdedores que no han naufragado, que no son los más pobres, que hablan idiomas y tienen fácil acceso a internet. En cierto sentido, se asemejan al posible lector de esta obra, que también forma parte de la geografía humana que construye la historia contemporánea, la de verdad, la que importa.

El libro está compuesto por fragmentos, pero cada uno de ellos forma parte de un puzle que tiene sentido: vemos cómo lo que llamaríamos acontecimientos históricos —la caída del muro de Berlín, el genocidio de Ruanda, los atentados del 11M, etc.—, y algunos de calado más local, han ido modificando las vidas de estas personas. Ellos son los protagonistas, y al igual que una novela histórica se caracteriza porque los hechos históricos convierten a los protagonistas en crisálidas de las que saldrán transformados, en esta obra asistimos a una constante transformación, pero no ya haciéndose crisálidas, sino manteniéndose activos, intentando sacar la vida adelante. Torres Blandina no se complica con el lenguaje ni crea subtextos: utiliza un lenguaje sencillo, como si estuviera construyendo un libro de bocetos, en el que como pieza literaria existe lo que se lee. Pero Tierra es algo más que una pieza literaria, si entendemos la literatura como una construcción verbal: Tierra es un trozo de realidad, muchos trozos de realidad, de esa realidad sobre la que habita el ser humano. Es, por tanto, un libro muy nuestro.

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