El capital en la era
del Antropoceno
Kohei Saito
Traducción de Víctor
Illera Kanaya
Sine qua non
Barcelona, 2022
334 páginas
Ante la deriva del mundo,
todos soñamos con la cabaña en el bosque o con la cabaña en la isla del
Pacífico. Retirarse, desesperado, por la acción del hombre sobre el planeta, y
sobre el hombre, es un acto sensato, pero sólo hasta cierto punto. Thoreau creó
el mito de Walden mientras bajaba a comer a casa de su madre casi a diario.
Cabe retirarse, y atenerse a las neurosis consecuentes del retiro y al miedo a
que la expansión contra la que uno se retira termine por llegar a tus
fronteras, o cabe luchar a una escala que supera al individuo, pero que no
tiene por qué ser del todo planetaria. Serviría, eso sí, como ejemplo, y
también formaría parte de esas pequeñas escalas que, entrelazadas, sí pueden facilitar
un cambio de paradigma universal. Hablamos de formas de economía colaborativa, hablamos
de organizaciones sociales tipo socialismo libertario, hablamos de principios
ecológicos y vida comunal.
La virtud de El
capital en la era del Antropoceno es saber guiarse a través de todos ellos
y darles forma, con causas, consecuencias y estrategias de cambio. Para ello se
vale de Marx y de una interpretación del comunismo a partir de la inquietud de
Marx por la naturaleza. Kohei Saito (Tokio, 1987) sostiene la tesis con astucia
y es complicado encontrarle algún fallo. Todo resulta coherente y todo resulta
sensato, partiendo del principio, que explica en la primera parte del libro, de
que lo principal es salvar el planeta, pues no podremos salvar a la humanidad
si no tiene un lugar donde vivir. Al enunciar las hipótesis comunistas, distinguiéndolas
de las que tradicionalmente hemos conocido, se nos ocurre que la traducción
podría ser, más bien, comunal. No debe agitarse el lector a la hora de recibir
este vocablo, esta idea. Es cierto que sus propuestas están próximas al
comunismo, pero no al comunismo institucional ni al comunismo de Estado. Saito
nos habla de formaciones sociales de un alcance limitado para reformular totalmente
la economía. La sociedad organizada sensata, la coherente, la única que parece
formulada para liberarnos, sigue centrando sus propuestas en la democracia
directa, en la cooperación, en la participación, en los recursos accesibles, en
la agricultura y comercio de proximidad, en una rebelión total de la economía,
con otros fundamentos, a la que seguimos considerando como un paradigma
inalterable. Y no lo es. Las formas económicas que propone Saito suponen, a
mayores, acertar con lo mejor del ser humano: basar las relaciones en la
confianza y la amistad.
Considera oportunas las
pequeñas mejoras, como las que propone el Green New Deal, pero sabe que
no son suficientes. Las formas del capitalismo deben acabar para no terminar de
exterminar el planeta. El crecimiento económico debe ser reconsiderado, pues no
supone bienestar. Más bien al contrario: crea estrés y desigualdad. Dicho así,
parece que estemos hablando de un libro que es a la economía lo mismo que la
autoayuda a la psicología. Pero no es así. El capital en la era del
Antropoceno es un estudio riguroso y científico, en la medida en la que la
economía y la política pueden ser una ciencia. Una ciencia no es lo mismo que
una ciencia exacta. Una ciencia nos permite debatir, entregar hipótesis,
penetrar en estudios, mejorar. Estamos ante un libro necesario, pues es
necesaria cualquier tipo de intervención, también la intelectual. No será la lectura
de un libro lo que cambie el planeta, pero sí lo que nos aporte ideas para ser
parte de ese pequeño e imprescindible porcentaje de población que basta para
cambiar el destino de nuestros congéneres.
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