En
la montaña
Diego
Enrique Osorno
Anagrama
Barcelona,
2024
370
páginas
La
infancia consiste en la espera del momento en que encontremos la isla del
tesoro. Ese sueño se guardará en algún lugar de los pulmones y de vez en
cuando, con alguna buena bocanada de aire, volverá al córtex frontal para
recordarnos quienes deberíamos seguir siendo: el niño con derecho a arribar a
la playa de palmeras dispuesto a vivir la mejor de las aventuras con el mejor
de los premios. El resto del tiempo, la mayoría de nosotros llevamos una vida a
ras de existencia. Pero otros seguirán convencidos de que ese sueño puede ser tan
real como el deseo de cambiar el mundo. Rebelión viene de unir el prefijo re,
que marca un movimiento en sentido contrario o el incremento de intensidad, y
el sustantivo bellum, que quiere decir guerra. El tesoro de la rebeldía
no se puede detectar por ningún escáner en ninguna frontera, no podrá jamás ser
arrebatado al que lo posea. En algún momento hemos podido sentir que esa isla
del tesoro todavía existe, que el sueño se actualiza gracias a algún grupo que
se asienta en las plazas a protestar en silencio o a un movimiento armado, como
el levantamiento de miles de indígenas mayas que protagonizó el Ejército
Zapatista de Liberación Nacional en 1994. El niño que juega a encontrar la isla
del tesoro también tiene que empuñar armas, aunque se parezcan más a un palo de
escoba, para combatir a los piratas. Siendo adulto, imagina que las que llevan
los miembros de EZLN son de plástico, para así mantener vivo el sueño.
El
impulso a reencontrarse con este movimiento es muy natural, y un cronista de
oficio, como Diego Enrique Osorno (Monterrey, 1980) siente que debe responder a
él a lo largo de muchos años. Este libro comienza a construirse hace veinte
años y se decide a tomar forma cuando un grupo de zapatistas se embarca en una
travesía que les traerá a Europa, donde confían en que explicando una
revolución que sorprendió al mundo, se extienda la llama. Osorno se sube al
barco, aunque deberíamos más bien decir que en ningún momento se bajó de él. Cuando
comienza reconociéndolo dentro de un contexto de crónica global de México, en
los últimos años, nos lo expone como parte de un país sometido a diversos
impulsos, a diversas presiones. El movimiento zapatista es una buena razón para
revisar buena parte de lo más significativo que ha afectado al país. Osorno
pasará a mostrarnos los fundamentos del EZLN a través de las voces de varios de
sus dirigentes, antes de embarcarse en la travesía que refleja, sobre todo,
también mediante las voces de quienes la protagonizan.
El
conjunto el libro es un documento muy valioso para ponernos al día acerca de un
levantamiento que supuso grandes cambios en el modo de vida de mucha gente,
habitantes de Chiapas, y que todavía sigue activo. La postura desde la que nos lo
expone Osorno es la del mejor cronista, la de quien se implica pero permite que
sea el lector en que saque las conclusiones. Hay que seguir dando fe de los
movimientos que sueñan con cambiar el mundo y permitir que la lectura sea, a su
vez, una dedicación activa. Mientras uno lee En la montaña, no cesa de
hacerse preguntas sobre los valores que deberían estar vivos y cómo deberíamos
activarlos para mejorar, aunque solo sea un poco, la vida de los demás.
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