Una
madre trabajadora
Agnes
Owens
Traducción
de Blanca Gago
Muñeca
infinita
Madrid,
2025
173
páginas
Una
persona puede considerarse amortizada cuando ya nada le afecta como debería: la
justicia es cosa de otra época, las utopías unos conceptos absolutamente
desconocidos, sorprenderse con la belleza no existe ni existe la posibilidad de
que se asome nada parecido a su vida. ¿Es esto nihilismo? Es muy probable. La
vida se reduce a la nada y la única expresión de la nada es vivir por inercia.
Eso no es vida. Seguramente, la vida no tiene sentido, pero eso no quiere decir
que la opción sensata sea no enamorarse de vivir. Aunque a muchas personas las
bolas de preso que llevan en los tobillos les empujan a seguir la alternativa
nihilista. Esas bolas de preso pueden ser heredadas, congénitas o estar en
relación con la clase social, con la pobreza. El peor humus es el que puede
haberse configurado a partir de un conglomerado de todos estos factores. Ese es
el que, da la sensación, ha gestado a la protagonista y narradora de esta
novela, de la que decir que es existencialista es quedarse corto. Estamos
frente a uno relato muy potente en el que nos adentramos en el alma de una
persona a la que seremos incapaces de comprender, y que nos llevará,
inevitablemente, a la locura.
La
chica se enamora de un veterano de guerra nada más terminar la misma, pero nos
lleva, sin dilación, a un matrimonio que en diez años ha envejecido de manera
que parecen haber saldado todo lo que pudo haber sido afecto. La protagonista indica
un poco que quiere salir corriendo, pero lo que hace es buscarse un amante con
el que la pareja comparte borracheras, y un trabajo que es otra ruta hacia la
infelicidad. Todo esto conforma un nido de sentimientos que cualquier persona
con la sensibilidad a tono entendería como un nudo en la garganta y un montón
de víboras en el vientre. Pero nuestra narradora parece vivirlo con cierta
naturalidad, sin desahogo, lo cual terminará por provocar ese desahogo en el
lector. Como muestra más descarnada de tal planteamiento, asistiremos hacia una
indiferencia casi total por dos hijos, a los que no llega a vivir ni siquiera
como una molestia. Todo da bastante igual mientras podamos ir por la tarde a beber
o comprar una botella de vino en el supermercado.
La
acción transcurrirá entre la casa (no nos atrevemos a llamar hogar), el pub y
el trabajo. No hay espacio para ningún otro paisaje. El mundo se ha encogido y
cualquier otro lugar no existe, es un país extranjero al que no se nos ocurre
visitar. Pero todo esto se nos cuenta en primera persona, por una protagonista
que detalla buena parte de los sucesos a través de diálogos y unos apuntes de
acción que funcionan de manera frenética, sin ningún tipo de alarde. En
realidad, se trata de un estilo depuradísimo que nos lleva, cuesta abajo, hacia
la pérdida total de la cordura. La obra es muy intrigante y nos dejará con las
peores dudas sobre en qué consiste la existencia, lo cual basta para asegurar
que nadie debería perdérsela. Que aparezca ahora en nuestras librerías es un
gran acierto.

No hay comentarios:
Publicar un comentario