lunes, 13 de noviembre de 2023

TAO TE CHING

 

Tao Te Ching

Lao-Tsé

Versión de Jordi Fibla

Austral

Barcelona, 2023

152 páginas

 



Se comenta que la última expresión de Goethe, a punto de morir, fue reclamar más luz. Lo que se ignora es si pedía que se abriera la ventana o su derecho a ver a Dios. Arrojar luz sobre algo no es deslumbrar, es esclarecer. Los sabios no deslumbran, esclarecen. Todo tiene que ver con la luz, pero no es lo mismo prender una antorcha dentro de la caverna para iluminar unos sencillo pasos que encender un foco en un estadio para permitir al cantante de turno regodearse en los gritos de la multitud. Está claro cuál es el carácter del Tao Te Ching, que ahora viene en una versión de Jordi Fibla, a la que Luis Alberto de Cuenca contribuye con prólogo y notas. Volvemos a darnos cuenta, al revisarlo, de que la sabiduría debería ser algo sencillo y un canto a una forma de vivir. La sencillez tiene que ver con abrir la ventana, no con reclamar la verdad de Dios. A partir de ahí, todo debería trenzarse para facilitar la vida propia, que es también la vida de los demás. Este es el carácter de este libro, que no cesa de contribuir a la formación de una forma que muy pocos han hecho, entre los que se podría encontrar Hojas de hierba, por ejemplo, o los ensayos de Montaigne.

En la traducción se elige la palabra Camino para sustituir a Tao, imitando a ciertas versiones en inglés. El efecto es el de caer en lo concreto. El Tao es algo que queda en nuestra imaginación, un señuelo y un ambiente, algo propio del éter y por tanto algo que se respira. El Camino no es menos poético que el Tao, pero nos pega más a la tierra, a la realidad física. ¿Cuál es la opción perfecta? Estamos frente a una obra cuyo gran sentido es la interpretación. Es conmovedora, pero serena, nos afecta y nos sostiene. Es breve, pero no cesa de crecer. Es abierta, pero sólo destila cosas buenas. Es espiritual, pero sin religión. Es una suerte de encantamiento, y no podemos, ni queremos, sino creer en él. Más que dirigirnos hacia ningún lado, lo que hace es recordarnos hacia qué direcciones debemos caminar, si es que caminar sirve como metáfora en cualquier forma de habitar en la Tierra:

 

«Si tuviera un ápice de conocimiento, al caminar por un gran camino, sólo temería extraviarme.

«El Gran Camino es muy llano,

«Pero a la gente le complace mucho los senderos tortuosos.»

 

Hay que agradecer esta iniciativa de la editorial Austral, esta biblioteca de libros que incluye a Marco Aurelio, a Séneca o Epicteto, y que en tiempos de guerra por estupideces, nos coloca frente a lo único que importa, que es la forma de querer para saber estar en el mundo con descanso.

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