El esplendor de la señorita
Jean Brodie
Muriel Spark
Traducción de Laura
Ibáñez
Blackie Books
Barcelona, 2023
190 páginas
Creamos al narrador que
posea el superpoder de entender el orden de lo que nos está contando, porque conoce
el futuro, y podemos llegar a introducir esa versatilidad en la narración, sin
modificar un ápice los avatares a los que asistimos. Así es como planifica
Muriel Spark (Edimburgo, 1918 – Florencia, 2006) esta novela, en la que asistimos
al crecimiento, o al dudoso crecimiento, de un pequeño grupo de jovencitas en
el periodo de entreguerras. Todo lo que está sucediendo tiene sentido porque ha
tallado el presente, desde el que narra, ubicado unos años más tarde. En un
principio, da la sensación de que la media docena de muchachas son bastante
parecidas, están cortadas por un patrón semejante, pero enseguida se nos
advierte de que una destacará por su facilidad para el sexo y otra terminará
entrando en un convento de clausura. Cada una dará salida a su crisis de
identidad en función de otras circunstancias que no son las que nos expone en
la novela. Porque aquí de lo que nos habla es de algo que tendrán siempre en
común, la presencia, como referente primario, de una maestra poco convencional
en los últimos años de su educación primaria.
La maestra será la señorita
Jean Brodie, y al contrario que sus compañeros, cree en una educación alternativa,
en la que ella se presenta a sí misma como modelo, en la que establece una
complicidad gratificante con las muchachas. La historia comienza cuando ellas
tienen diez años y la señorita Brodie está en lo que ella califica como ‘su
esplendor’. ¿Qué es ese esplendor? Es la edad ideal, que siempre será la que
esté cumpliendo ella, y es una suerte de narcisismo que parece obedecer a un
efecto rebote contra la presión social: debería ser sumisa, debería ocultarse
más, debería actuar de acuerdo a la moral que tanto ha costado construir y se
fundamenta en tradiciones absurdas. Frente a todo ello, la señorita Jean Brodie
opta por confesar sus emociones personales y enfrentarse a la corriente de
pensamiento que se impone, aunque para ello tenga que alabar a Mussolini. Para
ella querer ser progre significa llevar también la contraria.
Pero las niñas pronto
comenzarán la pubertad, y a continuación la adolescencia, en un relato en el
que a medida que crecen se nos expresa su condición con menos detalle. Eso sí, entrarán
en la edad de la razón a la vez que en el despertar sexual, que se expresa por
el interés que muestran en el tema, sobre todo a la hora de hablar sobre la
vida de su maestra, a la que irán dejando atrás, con la que irán encontrándose
fuera de las aulas. La novela nos habla del gran referente que siempre permanece,
en que más nos ayuda a crecer, el platónico. No se busca que posea una traba
destacable, porque la evolución necesaria y comprometida será conflicto suficiente
sobre el que gestar la acción y la evolución de los personajes. Todas las
chicas maduran, pero la señorita Brodie se empeña en seguir siendo la misma, la
que vive siempre en su esplendor. Detrás del relato se esconde la educación de
las mujeres tapadísimas en esa época, sobre lo que sucede bajo la capa de la sociedad
visible, que es la que componen los hombres. Un lugar que, al igual que en el
estrato visible, es frágil, debido a las debilidades de los seres humanos, que
podrán incluso provocar mala suerte en el destino de quienes queremos. A Muriel
Spark no le falta un buen tema al que agarrarse para idear esta novela, que se
lee con una facilidad que sólo podemos agradecer.
No hay comentarios:
Publicar un comentario