Los
límites de la ciencia
Javier
Argüello
Debate
Barcelona,
2024
81
páginas
La
ciencia es amor para unos y dolor para otros. Hay quien piensa que intenta
acaparar toda la humanidad y, lo que es más tremendo, todo el universo, y hay
quien opina que lo que hace es desmenuzarlo. La ciencia nos habla de lo que nos
toca sin que mencione lo que nos atañe. La ciencia es lo principal para
descubrir en qué consiste el oficio de vivir. Uno puede opinar sobre ella una
cosa y toda la contraria al minuto siguiente. Y eso sin ejecutar el paso
previo, que es definir en qué consiste la ciencia. Posiblemente sea un tema sobre
el que se pueda crear mucha literatura, pero primero habría que definir en qué
consiste la literatura. En un momento de esta ponencia de Javier Argüello (Santiago
de Chile, 1972) comenta que lo que nosotros entendemos por literatura es algo
que se limita a poner en palabras el verdadero contenido de la literatura, que
está en la vida. Ahí afuera convive la literatura con la física. Esa
combinación da pie a este pequeño ensayo, creado tras la visita del autor a la Organización
Europea para la Investigación Nuclear, con su acelerador de partículas de
veintisiete kilómetros, en Ginebra.
Pero
la principal preocupación de Argüello en todo esto es el papel protagonista de
la belleza. Al fin y al cabo, no será otra cosa lo que nos llevemos de este
mundo en el instante en que nos disponemos a saltar al otro lado de la tumba:
aquellos momentos en que sentimos belleza justificarán todo lo que hemos sido. Una
de las cuestiones que de algún modo justifican el empuje de estas páginas, es
descubrir si la belleza está en la oscuridad o en la luz. Y de esa duda saldrán
los mejores pensamientos y los sentimientos más queridos. Es muy probable que
se encuentre en los dos lugares, y también en todos los grises intermedios,
porque la belleza tiene también mucho que ver con el protagonista, que también
es espectador, que es quien la percibe. Argüello habla sobre los límites, sobre
la exploración, sobre lo desconocido (incluso sobre Dios y los dados), con facilidad,
sabiendo que no va a descifrar enigmas, pero sí a ayudarnos a seguir el camino,
a despertar curiosidad y saber que esta no tiene por qué ser inquietante. Los
límites de la ciencia es un libro pacífico en el que se nos recuerda que la
emoción de la belleza procede de las cosas buenas por las que merece la pena
seguir luchando.
No hay comentarios:
Publicar un comentario